El PSOE se prepara para vivir, de nuevo, otro momento endiablado. La amenaza del Gobierno de convocar elecciones en el último tramo del año si persiste el enroque en el 'no' a los Presupuestos ha calado en el partido, consciente de que gane quien gane las primarias no tendrá tiempo para 'coser' la enorme desunión actual y se enfrentará a un derrota histórica en los comicios.
En realidad, el PSOE debe escoger entre 'lo malo' y 'lo peor'. Con Pedro Sánchez cobrando impulso de cara a las primarias, el margen de la Gestora para permitir que Mariano Rajoy logre respaldo a sus Cuentas -o, al menos, al techo de gasto de 2018- se ha reducido a la mínima expresión. Y el calendario también aprieta: el PP insiste en que los Presupuestos deben estar aprobados entre finales de mayo y junio, como muy tarde. Justo después de que los socialistas elijan a su nuevo líder (casi seguro en la segunda quincena de mayo) y antes de que lo entronen en el Congreso del 17 de junio.
La alternativa, votar 'no', puede costar aún más cara. El PP y Ciudadanos lograrían, hoy por hoy, una abultada mayoría para gobernar con comodidad. Podemos parece haber recobrado el tono tras su polémico Congreso de Vistalegre y se consolida en los sondeos en segunda posición. Y el PSOE podría verse relegado a la tercera plaza con una derecha que gobierna y una izquierda en la que los de Pablo Iglesias se conviertan en referencia.
Fuentes del grupo parlamentario reconocen además a elEconomista.es que "da igual quien gane las primarias". Patxi López parece por el momento el candidato peor situado. Y Pedro Sánchez y Susana Díaz, los teóricos favoritos, saben que despiertan enormes recelos en el 'bando' contrario. "Quien sea secretario general requerirá tiempo, mucho tiempo, para poder unificar el partido. Ni siquiera la Gestora, pese al respeto que todo el mundo profesa a Javier Fernández, lo está logrando ahora. Pues imagínese si gana Susana o gana Pedro", advierten, recordando que también tendrían una enorme dificultad para vender una abstención al techo de gasto del próximo año.
Operación 'Nueva Canarias'
Bien es cierto que el Gobierno, más o menos discretamente, ha hecho saber que lo que realmente le importa es sacar adelante ese techo de gasto, pues cree que podrá manejar el escenario de prórroga de las Cuentas para este año. Pero los socialistas desconfían, más aún cuando las encuestas siguen colocando al PP en una posición mucho más cómoda que ahora para gobernar.
En esa tesitura, el papel del diputado de Nueva Canarias, Pedro Quevedo, puede resultar clave. Quevedo es diputado del Grupo Mixto, pero su formación concurrió a las últimas elecciones de la mano del PSOE. Ahora, su voto se convierte en el más deseado de todo el hemiciclo, como ya sucediera el año pasado con la investidura de Rajoy. Parte del grupo parlamentario estaría intentando garantizarse una abstención del diputado canario a las Cuentas -o en último término al techo de gasto, que debe votarse como muy tarde en julio- algo que según describen otras fuentes parlamentarias se está complicando.
Quevedo, harto de presiones, se está mostrando más remiso incluso ahora que el año pasado cuando se le sugería una abstención ante Rajoy. "La situación se ha enquistado", aseveran en el Congreso.
Así las cosas, el calendario que maneja el principal partido de la oposición es el siguiente: los Presupuestos llegarán en marzo y, posiblemente, superen su primera votación a las enmiendas de totalidad, en pleno, con empate a 175 (PP, C's, PNV a favor; el resto, en contra).
En Comisión, el respaldo a las secciones estaría garantizado porque UPN cuenta con una de las 37 plazas y, pese a que aún diga que 'no' a las Cuentas, hay pocas dudas de que terminará apoyándolas. Y el problema llegaría en la segunda votación en el Congreso, antes de que las Cuentas sean remitidas al Senado. El proyecto dependerá de un solo voto. Un voto del que pueden salir nuevas elecciones... o un año más de Ejecutivo.