Economía

Sarkozy excluye a Zapatero de la cumbre para reformar el sistema financiero internacional

El presidente francés, Nicolas Sarkozy, ha asegurado este martes por la mañana que en la cumbre mundial que se celebrará probablemente a mediados de noviembre para refundar el sistema financiero mundial deberían participar los países del G-8 más los del G-5. España se quedaría fuera. Sarkozy realizó estas declaraciones durante su comparecencia ante el pleno del Parlamento Europeo, que ésta semana reunido en la localidad francesa de Estrasburgo. Sarkozy pone más presión sobre Trichet.

La semana pasada, Gordon Brown, primer ministro británico, expresó publicamente su deseo de que el presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero, participara en esta cita. El propio Zapatero afirmó que España debía estar presente. Brown y Zapatero hicieron estas declaraciones durante la cumbre que reunió en Bruselas a los jefes de Estado y de Gobierno de los 27 Estados de la Unión Europea.

Pero aunque reconoce que hay varias escuelas sobre quien debe ser invitado, Sarkozy, el principal tenor en la organización de la cumbre en su doble calidad de presidente de Francia y presidente semestral de la UE, se inclina por el G-8 (Estados Unidos, Japón, Canadá, Reino Unido, Francia, Alemania, Italia y Rusia) más el G-5 para dar entrada en el foro a los países emergentes (China, India, Brasil, México, Suráfrica).

Fondos soberanos para empresas

Por otra parte, el presidente francés ha reclamado que los países de la UE se doten de fondos soberanos como los sovereign wealth funds a través de los cuales los Gobiernos del golfo Pérsico y el Estado ruso invierten sus petrodólares.

Sarkozy se opuso a que, aprovechando la crisis, las empresas de la UE cuyo valor se ha desplomado en bolsa caigan en manos no europeas. Y aconsejó al resto de los 27 Gobiernos del club comunitario a que reflexionen sobre la creación de sus propios fondos soberanos, y a la posible coordinación de los mismos para presentar una respuesta europea común ante situaciones como la crisis actual.

Los fondos soberanos, que existen desde hace décadas, han levantado fuertes suspicacias tanto en Estados Unidos como en Europa en los últimos meses. Norteamericanos y europeos temen que, al estar teledirigidos desde Gobiernos con escasas credenciales en el respeto de los valores de la democracia y del libre mercado, los fondos soberanos sean un caballo de Troya en las economías occidentales.

Ambas orillas del Atlántico temen que potencias con proyectos tan expansionistas como Rusia o China utilicen sus recursos públicos para extender su influencia política, en lugar de invertir con un objetivo más legítimo y ajustado al mercado puro y duro: la búsqueda de beneficios económicos.

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