Los países nórdicos se han convertido de forma merecida en el paradigma económico de las últimas décadas. Una renta per cápita muy elevada, escaso desempleo, niveles de deuda pública controlados y unos niveles de desigualdad de rentas muy reducidos son los pilares de este éxito. Sin embargo, este último indicador está empezando a equiparse con el del resto de países desarrollados. Suecia y Dinamarca empiezan a notar fuertes incrementos en la desigualdad de rentas dentro de Europa. Aunque también es cierto que a pesar de este aumento, todavía pueden seguir presumiendo de mostrar unos niveles de desigualdad inferiores a la media, pero puede que por poco tiempo. | El curioso problema de Dinamarca: entra demasiado dinero en su economía
Según destaca el informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) Inequality in Denmark through the Looking Glass, la sociedad danesa está cada vez más preocupada por la creciente desigualdad de rentas y su conexión con el crecimiento económico. Algo muy similar está pasando en Suecia, el país desarrollado en el que más se ha incrementado esta desigualdad desde 1980.
El coeficiente de Gini ha subido en Dinamarca 7,4 puntos desde 1995 hasta alcanzar los 27,4 de 2015 (según datos de Eurostat), mientras que en países como España, Francia o Italia se ha mantenido más o menos constante, incluso con los incrementos vistos durante la última crisis financiera. A pesar de este aumento, el mismo coeficiente para la eurozona se encuentra en 30,8 puntos, aún muy por encima del dato mostrado en Dinamarca.
El coeficiente de Gini es un indicador que se encarga de medir la concentración del ingreso entre los individuos. Toma los valores entre 0 y 100. El cero indica que todos los individuos del país o región tienen el mismo nivel de ingresos, mientras que el 100 indica que un solo individuo acapara todos los ingresos. Por lo tanto, cuanto más alto sea este ratio mayor es la desigualdad de ingresos.
Desde la OCDE señalan que el incremento de la desigualdad en Dinamarca se debe también "a una tendencia mundial hacia una mayor dispersión de los ingresos, pero también al incremento de las rentas del capital, así como de las estructura de los hogares".
Por otro lado, al igual que ocurre en todo el mundo, el mayor conductor de la desigualdad ha sido "el sesgo producido por el cambio tecnológico y las habilidades necesarias para aprovecharlo. Esta tendencia global es probable que continúe, lo que sugiere que sin una respuesta política, los niveles de desigualdad de la renta en Dinamarca podrían alcanzar en el año 2060 el mismo nivel que prevalece hoy en el Reino Unido".
El caso de Suecia
Por otro lado, según un informe publicado por Morgan Stanley en 2015, Suecia había sido el país en el que más había crecido la desigualdad de la renta desde 1980. La diferencia entre el 10% de la población que tiene más ingresos y el 10% que tiene menos ha pasado de ser 4 veces mayor para los primeros en 1990, hasta 5,7 veces en 2007 y unas 6,3 veces en la actualidad.
Según la entidad financiera estadounidense, este incremento de la desigualdad se debe a una distribución desigual de los ingresos del capital, los ingresos de los autónomos y de una notoria reducción de los anteriormente generosos beneficios sociales concedidos por un gran Estado de Bienestar.
Crecimiento de los ingresos según nivel de renta. OCDE

Desde la OCDE destacan en su último informe sobre la economía sueca que "los cambios demográficos y estructurales, el envejecimiento, un mayor número de familias monoparentales, una mayor inmigración y la caída del peso del sector industrial en la economía representan más del 40% del incremento del coeficiente de Gini desde 1987 hasta 2013".
Rentas del capital y alquileres
No obstante, desde este organismo también destacan que los ingresos han crecido con fuerza para las personas que ya tenían las mayores rentas, principalmente por el incremento de las rentas del capital (dividendos). Por otro lado, al analizar el cohorte de personas con menores rentas se puede observar como la congelación o el recorte de los beneficios públicos para estas personas han podido jugar un papel relevante en el estancamiento de sus rentas.
La OCDE cree que otro factor de desigualdad son los elevados precios de los alquileres, que dificultan que las familias con menores rentas puedan arraigarse en las ciudades que generan mayores ingresos. Un mercado del alquiler altamente regulado y que beneficia sobremanera al inquilino ha reducido la oferta de alquileres elevando su precio a niveles muy elevados. Un mejor uso de la vivienda pública y de la regulación del alquiler "podría ayudar a las familias de menores ingresos y limitar la segregación residencial".