Paolo Gentiloni es el nuevo primer ministro de Italia. Hace una semana, cuando Matteo Renzi dimitió tras la derrota en el referéndum constitucional, Gentiloni no aparecía en la lista de favoritos para sucederle. Según los rumores, pasó lo mismo cuando fue nombrado en 2014 ministro de Exteriores para remplazar a Federica Mogherini que el Gobierno italiano había logrado nombrar alta representante de la Política Exterior y de Seguridad de la UE.
Renzi había pensado en otros nombres -sobre todo mujeres- para mantener el equilibrio de género en su Ejecutivo. Fue, sin embargo, el entonces presidente de la República, Giorgio Napolitano, quien pidió que se nombrase a Gentiloni.
No es que el flamante primer ministro de Italia, a pesar de hablar fluidamente inglés, francés y alemán, tuviese el curriculum perfecto para el cargo. Es que Gentiloni parecía el nombre ideal para compensar en la escena internacional el protagonismo de Matteo Renzi. Tranquilizador e incluso un poco gris, no ha brillado como titular de Exteriores, pero ahora se ha perfilado como alternativa ideal para sacar a un Gobierno que será casi el mismo de Matteo Renzi (misma mayoría y casi mismos ministros, ya que muchos se quedarán en el cargo), pero sin Renzi.
Además, Gentiloni a pesar de una larga historia en la centroizquierda italiana, ha demostrado saber adaptarse a la nueva etapa de Renzi, que ha arrancado su aventura política prometiendo a enviar al "desguace" la vieja clase dirigente de la izquierda transalpina. Gentiloni ha resistido y ahora ha llegado su momento.
Su pasado como periodista
El nuevo primer ministro transalpino, nacido en Roma en 1954 y descendiente de la nobleza de la capital italiana, fue diputado desde 2001, y entre 2006 y 2008 fue ministro de Comunicaciones en el Gobierno de Romano Prodi.
Gentiloni, que es periodista, anteriormente, fue portavoz del alcalde y concejal de Turismo en Roma, pudiendo lucir el éxito organizativo del Jubileo del 2000. A pesar de venir de una noble familia y de tener una formación católica, la carrera política de Gentiloni empieza en el periodismo militante, antes en la izquierda radical y luego en el área ambientalista.
Como director del periódico Nueva ecología, en los 80 conoce a Francesco Rutelli, convirtiéndose en su brazo derecho. Cuando en los 90, Rutelli se convierte en alcalde de Roma, Gentiloni tomó el relevo en la alcaldía de la capital italiana. Y junto a Rutelli más tarde participa en la fundación del partido de centro La Margherita, abandonando las instancias ecologistas en favor de la ideas demócratas cristianas.
Elegido diputado y después ministro de Comunicaciones con la Margherita, Gentiloni se convierte en 2007 en uno de los 45 promotores del Partido Demócrata, junto a los antiguos democristianos progresistas con los postcomunistas. Antes que otros de sus correligionarios intuye el potencial de Matteo Renzi y en 2012 acepta participar como representante de la ala renziana del PD, entonces minoritaria, en las primarias por la alcaldía de Roma, consciente de que no es posible derrotar al candidato favorito, Ignazio Marino.
De hecho, dar la cara incluso en momentos muy difíciles es lo que se le pide ahora: Gentiloni deberá liderar el que fue el Ejecutivo de Renzi los próximos meses. En su mesa, desde el primer día habrá la reforma de la ley electoral y el rescate de una banca transalpina ávida de capitales. Después -solucionados estos problemas- muy probablemente dejará el cargo para que Renzi vuelva a liderar el frente progresista transalpino en elecciones.