Espera distintos permisos públicos para la Pedemontana-Veneta, la Roma-Latina y el Puente del Estrecho de Messina
Si hay una empresa española -más allá de los bancos- que estará pendiente el domingo del resultado del referéndum en Italia es Sacyr. La compañía española aguarda a la resolución política en el país transalpino para que se desatasquen tres macroproyectos: las autopistas Pedemontana-Veneta y Roma-Latina y el Puente de Messina. Estos tres contratos suponen unos 9.300 millones de euros para la constructora que preside Manuel Manrique.
El rechazo a la reforma de la Constitución en Italia podría provocar la dimisión del primer ministro Mateo Renzi. Esto abriría un periodo de incertidumbre que golperaría las aspiraciones de Sacyr y su socio en el país en plenas negociaciones con las entidades financieras para financiar los 2.000 millones de euros que requiere la autopista Pedemontana-Veneta, que unirá las ciudades de Vicenza y Treviso.
Sacyr, que se adjudicó el proyecto en 2009 a través de su filial SIS -de la que tiene un 49 por ciento y su socio en el país el 51 por ciento restante- y en consorcio con el grupo Dogliani, arrancó las conversaciones con la banca hace más de un año. El planteamiento discurre por acometer una emisión de bonos (project bonds) de unos 750 millones. JP Morgan midió el apetito del mercado hace unos meses y estimó una demanda potencial en estos términos por parte de más de 20 inversores institucionales. Adicionalmente, un grupo de bancos internacionales está dispuesto a financiar cerca de 800 millones, al tiempo que el consorcio inyectaría unos 435 millones. El problema es que las entidades financieras exigen la participación del Banco Europeo de Inversiones (BEI) y de Cassa Depositi e Prestiti (CDP), institución pública italiana que hasta la fecha se resiste a hacerlo.
Las obras de la autopista, de 95 kilómetros, se reanudaron a finales de 2014 después de que la Administración local comprometiera una aportación de 600 millones de euros. En los próximos meses serán necesarias nuevas inyecciones de financiación para poder continuar el proyecto, que incluye la operación durante 39 años desde su puesta en servicio.
Sacyr también está pendiente de que las autoridades italianas den el visto bueno a la adjudicación del proyecto de construcción y concesión de la autopista Roma-Latina. Con una inversión prevista de 2.800 millones, se trata de la mayor infraestructura de carreteras que logra la multinacional española, que resultó ganadora el pasado mes de julio (la Pedemontana-Veneta supera los 2.500 millones). La vía tendrá una longitud de 186 kilómetros y la concesión abarca un periodo de 43 años, lo que generará una cartera de ingresos de 12.250 millones.
El tercer proyecto que implica a Sacyr es el Puente del Estrecho de Messina. Suspendido desde 2013, hace dos meses Renzi abrió la puerta para retomar su construcción. La obra fue adjudicada a Sacyr e Impregilo, su socio en el Canal de Panamá, en el año 2005. El presupuesto de esta infraestructura alcanza los 3.900 millones. El propio presidente de Sacyr admitió hace unos días que el proyecto ?parece que se va activando?. Pende del resultado en el referéndum del domingo.