
Una victoria del no en el referéndum sobre la reforma constitucional del 4 de diciembre no provocaría sólo una crisis de Gobierno. La inestabilidad podría también hacer estallar otra vez la crisis de la banca transalpina que Italia ha intentado tener bajo control durante los últimos meses. El sector peligra bajo el fardo de 360.000 millones de euros de créditos dudosos, un problema que Roma no quiso resolver en los años pasados y que ahora amenaza con pasar factura a una economía muy frágil. La banca europea teme a Italia: pierde más de 12.000 millones a la espera del referéndum.
El Gobierno de Matteo Renzi, tras largas negociaciones con Bruselas, ha puesto en marcha, antes del verano, un cortafuegos para evitar que la quiebra de las entidades más problemáticas pudiese contagiar a toda la banca. El plan, sin embargo, sufre de escasez de recursos (su corazón es un fondo participado por los mismos bancos que apenas supera los 5.000 millones de euros) y deja al descubierto a las entidades más grandes, que tienen que buscar por sí mismas el capital en el mercado.
El fondo de rescate, denominado Atlante (es decir Atlas, el joven titán al que, según la mitología griega, fue condenado a cargar sobre sus hombros los pilares de la Tierra) sólo ha garantizado las ampliaciones de dos bancos medianos en apuros (Veneto Banca y Popolare di Vicenza con 4.200 millones de capital fresco), mientras su gemelo denominado Atlante 2 ha cargado con algunos de los créditos dudosos de MPS, la entidad más problemática (por poco más de 1.700 millones). Monte dei Paschi cae un 23,41% en bolsa desde que aprobó su ampliación de capital.
Búsqueda sin precedentes
Sin embargo, a la banca italiana, para estar a flote, le faltan todavía más de 20.000 millones de euros, una búsqueda urgente de capital fresco sin antecedentes en su historia: UniCredit, el banco transalpino más internacional, prepara un plan de ventas de activos y una ampliación de capital por casi 13.000 millones de euros, mientras MPS necesita 5.000 millones de euros para no quebrar. A estos hay que añadir los recursos necesarios para reforzar los cuatros pequeños bancos rescatados a finales de 2015 (Banca Marche, Banca Etruria, Cari Ferrara e Cari Chieti) y para relanzar Veneto Banca y Popolare di Vicenza, ambos controlados por el fondo de rescate Atlante.
Todas las operaciones se han parado a la espera del resultado del referéndum. El flamante consejero delegado de MPS Marco Morelli ha presentado un plan que prevé el despido de 2.600 empleados, el cierre de cerca de una cuarta parte de oficinas, inversión en banca digital y la venta de de divisiones y créditos dudosos. Siendo una cuestión de vida o de muerte para la entidad, Morelli ha preferido esperar hasta el 12 de diciembre para lanzar la ampliación, pero es probable que, en caso de derrota de Renzi, el banco tenga que parar en seco. Igualmente queda a la espera de la consulta UniCredit.
Impulsa un Presupuesto para ganar consenso
Recortes de impuestos, bonus para las madres, ayudas a los pensionistas. El Gobierno de Matteo Renzi saca adelante un Presupuesto pensado para ganar consenso en la campaña electoral del referéndum. Ayer, el Congreso finalizó el debate sobre el Presupuesto (al cierre de esta edición, faltaba el visto bueno definitivo) que luego tendrá que aprobar el Senado. El Ejecutivo busca 27.000 millones de recursos extra (sobre todo a costa de reducir déficit) para bajar impuestos y estimular el consumo.
Las medidas más costosas prevén una reducción de impuestos para las rentas más bajas y de la carga sobre los incentivos de producción (que beneficia sobre todo los ejecutivos). Las madres, sea cual sea su renta, recibirán un bonus de 1.000 euros y los pensionistas, una paga extra en 2017. Para los autónomos habrá un recorte de las cotizaciones.
Estas medidas no son definitivas. Mucho dependerá del éxito del referéndum ,ya que el recorrido parlamentario de los Presupuestos suele concluirse en Italia poco antes de Navidad. La esperanza de Renzi es que los muchos italianos beneficiados apoyen su reforma constitucional, por el miedo a perder las ventajas fiscales recién prometidas.