
El Gobierno retomó ayer el diálogo social con patronal y sindicatos, tras 400 días de parón político. En la cita, el jefe del Ejecutivo admitió que deberá subir el Salario Mínimo Interprofesional (SMI), aunque evitó concretar cifras y planteó un escenario de revalorización de entre cuatro y ocho años, frente a lo pactado por el Congreso y reivindicado por los sindicatos, que piden que se haga en una legislatura.
Mariano Rajoy, junto a la ministra de Empleo, Fátima Báñez, abordó con los secretarios generales de CCOO y UGT, Ignacio Fernández Toxo y Pepe Álvarez, y los responsables de CEOE y Cepyme, Juan Rosell y Antonio Garamendi, cuestiones relacionadas con salarios, empleo, pensiones y competitividad empresarial.
Tras el encuentro, la ministra de Empleo, Fátima Báñez, señaló que es posible subir el SMI y seguir creando empleo, mientras se avanza en la mejora de competitividad de nuestras empresas, pero sin propuesta concreta. La cesión llega después de la recomendación de la Carta Social Europea, que pide que el salario mínimo se aproxime al 60 por ciento del sueldo medio. Para ello, el SMI debería crecer hasta el entorno de 1.000 euros, en línea con el acuerdo alcanzado hace unos días en el Congreso, que aprobó con el voto a favor de todos los partidos, menos el PP y Ciudadanos, subir el salario mínimo progresivamente hasta los 950 euros en 2020.
Dos restricciones
El Ejecutivo dará a conocer su propuesta en dos semanas. La cifra, teniendo en cuenta su voto en contra en la Cámara Baja, es todavía una incógnita, aunque sí se sabe cuáles serán los límites que pone el Gobierno, tanto en este asunto como en todos los que se traten en la negociación colectiva: cumplir con el déficit pactado con Bruselas (no sobrepasar el déficit del 3,1% en 2017) y "no liquidar" las reformas hechas en la pasada legislatura.
Así se lo trasladó ayer Rajoy a los agentes sociales, en el transcurso de un encuentro que evidenció importantes discrepancias entre los asistentes, aunque el presidente del Gobierno se mostró abierto a estudiar cambios en la reforma laboral que la patronal y los sindicatos planteen de común acuerdo, según explicó Rosell.
Sin embargo, los sindicatos fueron más críticos con la reunión y con la postura del Gobierno. El principal punto de desencuentro radica en la subida de los salarios. Aunque coinciden en revisar el SMI, el compromiso es papel mojado para los representantes de los trabajadores, que lamentan estar "lejos de un acuerdo" sobre la subida. "La retórica verbal se tiene que acabar en este país", afeó Álvarez, de UGT, al referirse a los compromisos de Rajoy. También declaró que "salgo de la reunión igual que como he entrado".
Fernández Toxo, por su parte, admitió que el encuentro le creó "algunas incógnitas por la falta de respuesta ante temas como el SMI, la subida de las pensiones y el empleo público". El secretario general de UGT dijo que la reunión "abre un proceso que no va a ser fácil y si conseguimos algo será por nuestros esfuerzos y movilizaciones".
Los sindicatos piden que el SMI, hoy en 655,2 euros al mes, se incremente a 800 el próximo año y al entorno de los 1.000 a final de la legislatura. UGT y CCOO critican que el Ejecutivo no responda a su propuesta "ni en porcentajes ni en diálogo", más allá de establecer un horizonte de cuatro a ocho años de plazo para revisarlo.
No se quedan ahí las distancias. Los sindicatos no ven "ambiciosa" la meta del Gobierno de recortar la tasa del paro actual de casi un 19 por ciento por debajo de los dos dígitos en 2022. Tampoco lograron arrancar un compromiso del Ejecutivo para revalorizar las pensiones en 2017 por encima del 0,25% legal, hasta un 1,3% -revalorización de precios que hace el Gobierno-.
Sobre la subida general de los salarios, los representantes de la patronal apuntaron a un alza del 1,5% en 2017. La propuesta de los sindicatos pasa por un incremento de entre el 1,8% y el 3%. Las previsiones apuntan a que la inflación estará por encima del 1% el próximo año.