
La economía fue el viernes la gran protagonista del primer Consejo de Ministros del nuevo Gobierno. Un Consejo que el portavoz, Íñigo Méndez de Vigo, que también se estrenaba en estas funciones, calificó de "toma de contacto", en el que no hubo acuerdos, pero en el que, a su término, confirmó que Mariano Rajoy ha reforzado sus competencias y asume todo el poder y la responsabilidad de la política económica.
El jefe del Ejecutivo "va a seguir presidiendo la Comisión Delegada para Asuntos Económicos, porque tiene interés en ello", afirmó Méndez de Vigo en la rueda de prensa posterior a la reunión del Gabinete. Y aunque no quiso precisar quién lo presidirá en su ausencia, indicando que por su experiencia, "rara vez fallaba el presidente", en medios de La Moncloa confirmaron que si Rajoy falla, la dirección de este organismo seguirá en manos de la vicepresidenta del Gobierno.
Con esta presidencia de la Delegada, el jefe del Ejecutivo reafirma la prioridad que para esta legislatura tienen "la recuperación económica, la creación de empleo y el cumplimiento de los objetivos de déficit público" y, al mismo tiempo evita tomar partido entre Luis de Guindos y Cristóbal Montoro.
Por otro lado, ambos ministros conservan el mismo número de Secretarías de Estado que tenían hasta ahora en sus respectivos ministerios. Tres Luis de Guindos: Economía y Apoyo a la Empresa, Comercio, e Investigación, Desarrollo e Innovación. Y otras tres Cristóbal Montoro: Hacienda, Presupuestos y Gastos y Función Pública.
También mantiene todo su poder en el Ejecutivo Soraya Sáenz de Santamaría, que conserva sus competencias en Presidencia, incluido el Centro Nacional de Inteligencia (CNI), con la excepción de las relativas a la comunicación. Con ello se confirma como la máxima responsable política del Gabinete.
Al margen de la Comisión Delegada, los ministros de Economía, Luis de Guindos, y de Hacienda, Cristóbal Montoro, expusieron su Informe sobre la situación de la economía española, que acabaron con una rotunda conclusión: España va a cumplir el objetivo de déficit público del 4,6 por ciento del PIB pactado con la Comisión Europea para este año, así como el del 3,1 por ciento fijado para 2017.
"Las medidas tomadas van dando resultado", aseguró el portavoz, en alusión al acuerdo de no disponibilidad de 2.000 millones y a la reforma del Impuesto de Sociedades. A este respecto, resaltó que los ingresos en Sociedades "van bien", la recaudación del IRPF crece a un ritmo del 6 por ciento; el IVA, un 4 por ciento; y los Impuestos Especiales, un 1 por ciento.
A este respecto, justificó la continuidad en sus carteras de ambos ministros aludiendo a un proverbio inglés: "No se cambia de caballo a mitad de la carrera".
"Cuando las cosas van bien, no hay que cambiarlas", apostilló Méndez de Vigo, para insistir en que "son dos ministros que han cambiado notablemente España y lo han hecho con solvencia y competencia".
Enumeró también las prioridades que había fijado Rajoy a sus ministros para antes de final de año, entre las que citó la aprobación del techo de gasto y la remisión a Bruselas de los Presupuestos de 2017, la próxima convocatoria del Pacto de Toledo, un encuentro con los agentes sociales, abordar "de manera inmediata" la reforma de la financiación autonómica, el cambio de la Lomce para suspender los efectos académicos de las reválidas y la ratificación, en el próximo Consejo de Ministros, del acuerdo sobre el cambio climático.