Economía

¿Cómo sería España si se diese una Gran Coalición 'a la alemana'?

  • Los partidos germanos han logrado consensos en temas cruciales
La canciller alemana, Angela Merkel.

Hay sustanciales diferencias entre una Gran Coalición (como en Alemania) y apoyar mediante la abstención a un Gobierno en minoría, lo que el PSOE ha hecho con el nuevo Ejecutivo español liderado por el popular Mariano Rajoy.

Los socialdemócratas alemanes se enfrentaron, como el partido socialista, a uno de sus peores resultados tras la cita electoral. Ya habían formado desde 2005 a 2009 una Gran Coalición con la CDU de Angela Merkel, quien volvió a reclamar su ayuda para conseguir un Gobierno estable tras las elecciones de 2013.

Consultaron a su militancia y el 76% de ésta les dio el beneplácito para investir a Merkel, pero con varias 'líneas rojas': implementación del salario mínimo interprofesional (quedó establecido desde 2015 en 8,5 euros la hora o 1.440 euros al mes), poder reducir la edad de jubilación hasta los 63 años si se han trabajado 45, y la posibilidad de obtener la doble nacionalidad al nacer en Alemania si los padres son extranjeros.

Gobierno bicolor

La composición del Gobierno fue bicolor. El Partido socialdemócrata obtuvo seis Ministerios, entre los que se encuentran el de Trabajo, Economía y Tecnología, Exteriores y Justicia. Su líder a partir de entonces, Sigmar Gabriel, fue investido también vicecanciller.

Aunque está siendo una legislatura no exenta de discrepancias, ambos partidos han llegado a muchos puntos en común en estos tres años y medio y muestran posturas similares en temas cruciales, como la acogida de refugiados. También están de acuerdo en limitar las ayudas sociales a los extranjeros, así como en la implementación del acuerdo de la Unión Europea con Canadá (CETA).

Las diferencias en cuanto a gobernabilidad con el nuevo Ejecutivo español son notorias. En España, la abstención del PSOE sin condiciones puede complicar el Gobierno a Mariano Rajoy, que tendrá que pactar cada medida y puede enfrentarse a vetos importantes, pues no cuenta con una mayoría absoluta a su favor. En Alemania no hay duda de que todas las leyes que se aprueben en el Gabinete de ministros van a ser luego refrendadas en el parlamento.

Esta gran gobernabilidad también deja en un papel residual a la oposición, que no es clave para la toma de decisiones. Tampoco hay peligro de que el Gobierno caiga, a no ser que el Partido Socialdemócrata (SPD) rompa su pacto con Merkel, cosa con la que ha amenazado en varias ocasiones pero que nunca se ha planteado seriamente. La pérdida de popularidad del SPD ha ocurrido a la par que la del propio partido democristiano, debido al desgaste y a una nueva fuerza política emergente, Alternativa para Alemania (AfD) que ha ganado terreno político gracias a su rechazo en la acogida de refugiados.

A menos de un año de que finalice la legislatura, el SPD ha afrontado estos cuatro ejercicios sin apenas divisiones internas, todo lo contrario que el PSOE.

Futuro dudoso

A pesar de la facilidad para sacar adelante reformas, el ejecutivo de Angela Merkel va a tener complicado repetir esta fórmula tras las elecciones a la cancillería de 2017. Las encuestas pronostican que se tendrá que formar un tripartito (seguramente del SPD con los izquierdistas Die Linke y los Verdes) como parece posible que ocurra ahora en Berlín, al que llaman el "pequeño parlamento" alemán. Otra opción sería sumar a los Liberales (FdP) a la actual Gran Coalición.

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