Economía

Los 'halcones' de la política fiscal refuerzan su marcaje a España

  • Ocho semanas cruciales para convencer a los escépticos sobre los ajustes
El comisario para Asuntos Económicos, Pierre Moscovici, y el ministro de Economía, Luis de Guindos. Foto: Reuters.

Según confesaron a elEconomista un par de altos funcionarios europeos, la manga ancha mostrada con España enterró definitivamente las reglas fiscales europeas.

El perdón de la multa a pesar de ser la primera condenada por violar el Pacto de Estabilidad y Crecimiento. El tiempo adicional para aprobar los ajustes exigidos para cumplir con el objetivo de déficit. La mano blanda que se espera en la suspensión de fondos estructurales, contemplada en la normativa europea como parte del castigo. Todos estos gestos son, para unos, la aplicación que requieren las reglas en un contexto político difícil. Pero para otros representan una serie de concesiones que ponen en peligro la estabilidad no sólo económica sino incluso política de Europa.

Hasta ahora, las 'palomas' de la política fiscal se han apuntado la victoria. Pero tras enviar el pasado sábado el borrador presupuestario para 2017, España encara ocho semanas cruciales en las que tendrá que lograr formar Gobierno, enviar unas cuentas enmendadas para el próximo año con algo más de 5.000 millones en ajustes, y dar pistas de cómo logrará otros 5.000 millones en 2018, convenciendo a unos 'halcones' fiscales con las garras afiladas y la paciencia agotada.

Las tensiones de fondo

El perdón de la multa el pasado julio dejó muy descontentos a los dos vicepresidentes económicos de la Comisión, el ex-primer ministro letón Valdis Dombrovskis y el ex-primer ministro finlandés Jyrki Katainen.

Siendo consciente de lo complicado que sería presentar el esfuerzo estructural (excluyendo los beneficios del ciclo económico) para cumplir con la senda del déficit, dada las dificultades para formar Gobierno, un alto funcionario próximo a ellos indicó a elEconomista que un Gobierno en funciones podría aprobar un presupuesto con un ajuste generalizado en todas las partidas para cumplir con la ley comunitaria.

En el lado contrario, al ser preguntado por si le preocupaba que los 5.000 millones en ajustes exigidos no llegaran antes del 15 de octubre por la falta de Gobierno, el comisario para Asuntos Económicos, Pierre Moscovici, respondió el pasado 27 de julio "confío un poco más que usted en la democracia española y en la capacidad de formar un Gobierno rápidamente".

Las nuevas medidas no han llegado. España envió el pasado sábado un presupuesto sin cambios de política fiscal que prevé un déficit del 3,6% del PIB el próximo año, en lugar del 3,1% fijado por la Comisión. Ese 0,5% es el ajuste con nuevos tijeretazos o subidas de impuestos que Bruselas ha tragado con que se retrase, como le tocó justificar tras el Eurogrupo del pasado lunes a Moscovici. Sentado a su lado, el presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, no perdió la oportunidad para lanzar una "ligera crítica" a nuestro país. El holandés avisó a Madrid que "cuadre verdaderamente" los números al calcular el déficit, porque durante el último par de años el Ejecutivo del PP fue algo optimista al calcular la reducción del déficit.

Las batallas

El ministro de Economía en funciones, Luis de Guindos, encara dos batallas difíciles antes del paréntesis navideño frente a "los duros". En Bruselas, Guindos intentará justificar en el Parlamento Europeo que sus esfuerzos para cumplir con el objetivo de déficit para este año (sobre todo con el adelanto del pago del impuesto de sociedades) son suficientes para evitar la suspensión de parte de fondos europeos. Aunque una gran mayoría de eurodiputados está en contra de la suspensión, algunos conservadores del Norte de Europa se mostraron más a favor de la mano dura. La última palabra la tiene la Comisión, a quien irán dirigidos sobre todo los mensajes de Guindos.

En el frente nacional, y de continuar con la cartera económica como se espera, Guindos tendrá que usar sus habilidades negociadoras que le reconocen en Bruselas para convencer a Ciudadanos, PNV y, sobre todo, al PSOE para que traguen con 5.000 millones de euros en nuevas medidas, que se esperan vía aumento del impuesto de Sociedades o nuevas tasas medioambientales.

Guindos señaló el pasado martes tras el encuentro del Ecofin que un presupuesto "real", con los ajustes que exige Bruselas, podría estar listo "a finales de año". Se mostró confiado no sólo en que habría nuevo Gobierno para finales de este mes, sino con que Ciudadanos, socialistas y peneuvistas aceptarían el ajuste porque "comprenden y conocen perfectamente" las obligaciones españolas con las reglas fiscales europeas.

Si Mariano Rajoy logra ser finalmente investido en los últimos días de octubre, los cuatro partidos tendrán apenas un mes para acordar unos agrios presupuestos corregidos para 2017. La fecha limite es el 8 de diciembre, cuando se cumplirán cuatro meses desde que los socios europeos concluyeron que España y Portugal violaron el Pacto de Estabilidad, y marcaron la senda para enmendar el rumbo. Guindos comentó que las nuevas cuentas podrían gestarse "relativamente rápido". Pero la confianza del español no será suficiente para convencer a los lanceros de la disciplina fiscal en Europa en el tiempo de descuento.

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