
El Gobierno español en funciones sabe que está jugando al límite con los tiempos, y la paciencia, de sus socios europeos. Más aun cuando se ha saltado la fecha para presentar los ajustes para cumplir con el déficit, a pesar de estar inmerso en un proceso de infracción por romper las normas fiscales europeas.
Tras el escarnio dado la víspera por el presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, quien criticó los patinazos de España con sus previsiones, el ministro de Economía, Luis de Guindos, reaccionó con un mensaje conciliador y optimista respecto a la formación de un nuevo Gobierno y, por lo tanto, de los ajustes que piden sus vecinos europeos.
Tras la reunión con sus colegas de la UE en Luxemburgo, Guindos se mostró "confiado" con que habrá un Gobierno liderado por Mariano Rajoy "muy a finales" de octubre. Una vez tome posesión, se podrá enviar a Bruselas antes de final de año el borrador de "un Presupuesto real, que no sea inercial". Sin un Gobierno con plenos poderes, España se ha visto obligada a enviar unas Cuentas sin los cambios solicitados antes de la fecha que fija Bruselas del 15 de octubre.
El cambio de aires también lo han notado en el resto de Europa. Guindos advirtió un "cambio de ambiente" entre los ministros de Economía y Finanzas de la UE respecto a la posibilidad de que se forme Gobierno en España. "Ellos también leen los periódicos españoles y atienden a los medios españoles", dijo.
La elaboración de las Cuentas reales para 2017 será la cuestión "más importante" que tendrá el nuevo Gobierno sobre la mesa, apuntó. Sobre todo porque el PSOE y Ciudadanos tendrán que tragar con 5.000 millones de nuevos tijeretazos o subidas de impuestos para cumplir con el déficit del 3,1% de PIB en 2017. Un golpe que puede agitar demasiado el frágil beneplácito dado a un Gobierno del PP en minoría. A pesar de ello, Guindos se mostró confiado con que el borrador presupuestario se pueda elaborar rápidamente: "Ciudadanos y PSOE saben perfectamente lo que tenemos que hacer".
Tras la prórroga más allá del 15 de octubre dada fuera del manual a nuestro país, la fecha límite según las reglas comunitarias es el 8 de diciembre, cuatro meses desde que se fijó la senda de ajuste. Si no, España podría encarar una multa de un 0,5% del PIB, unos 5.000 millones, por no cumplir con las recomendaciones de sus socios de la UE. Una vez logre el 3,1% en 2017, España deberá aplicar otro esfuerzo estructural (al margen del ciclo económico) de unos 5.000 millones para alcanzar un déficit del 2,2% en 2018. Las instituciones comunitarias fijaron esta nueva senda después de concluir que España había roto el Pacto de Estabilidad y Crecimiento el pasado verano. A pesar del tirón de orejas, que le llegó junto a Portugal, la Comisión Europea perdonó finalmente la multa a nuestro país.
Guindos valoró la generosidad Europea al reconocer que "nos han dado mucho margen". Si el Ejecutivo comunitario pidió un 4,2% de déficit en 2015, nuestro país cerró con un 5,1%. Pero ahora el Gobierno español tiene que cumplir antes de Navidad con esta nueva senda que Guindos describió como "razonable".