
Crecimiento "blando", "negativo", "que se cala"... Después de una mañana de malabarismos semánticos, el Gobierno francés acabó reconociendo ayer entre dientes, por boca del ministro del Presupuesto, Eric Woerth, lo que las últimas cifras publicadas del Instituto Nacional de Estadística y Estudios Económicos (Insee) anunciaban claramente: Francia entra "en recesión técnica".
Si técnicamente recesión es cuando el PIB registra dos trimestres consecutivos de crecimiento negativo, Francia va a encadenar no dos sino tres trimestres de retroceso, según las previsiones del Instituto publicadas ayer. En el segundo trimestre de 2008, el PIB se contrajo ya un 0,3 por ciento respecto al primer trimestre. Tanto para el tercero como para el cuarto trimestre del año, el Insee espera un crecimiento negativo del 0,1 por ciento.
Baja el crecimiento económico, aumenta el paro
Francia no había sufrido una recesión desde el último trimestre de 1992 y el primero de 1993. Sin embargo, "si las turbulencias financieras no se agravan", advierte el Instituto, la economía gala conseguirá crecer un 0,9% anual en 2008 (gracias al 0,4% del primer trimestre), después de haber registrado un 2,4% en 2006 y un 2,1% en 2007.
El tradicional motor del crecimiento francés, la demanda interior, se ha calado. La inflación roe el poder adquisitivo, que volvió a bajar un 0,4% en el segundo trimestre, como en el primero. El Insee calcula que la tasa de paro aumentará al 7,4% a final de año, con la destrucción de más de 100.000 empleos en la industria, la construcción y los servicios en el segundo semestre y la preocupación sobre el empleo pesa también en la moral de los consumidores. Así, el gasto de los hogares en productos manufacturados es negativo (-0,1%) a ritmo anual, por primera vez desde septiembre de 1997.
La vivienda y el comercio exterior en mala situación
El sector más afectado, según las previsiones del Insee, será el inmobiliario, víctima de las reticencias de los bancos a conceder créditos y de la frialdad de los compradores, que prefieren esperar una caída de los precios. El gasto de los hogares en vivienda podría reducirse al -2,5%, después de haber aumentado un 7,1% en 2006 y un 3% en 2007. (Continúa)
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