Economía

Merkel y Hollande instan a adoptar reformas frente a la debilidad de la UE

  • Los Veintisiete discuten si ahondar en la Unión o desmantelar algunas áreas
Reuters

En la víspera de la cumbre de Bratislava, la canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, François Hollande, sacaron en claro ayer tras reunirse en París que el encuentro de los Veintisiete debe fijar como objetivo crucial el establecimiento de una hoja de ruta reformista que aborde la "debilidad" que atraviesa la Unión Europea.

Sin un rumbo claro a dónde ir, ni siquiera el apoyo político para avanzar, y carente del entusiasmo de sus ciudadanos, la UE se encuentra en el peor momento de su historia. Y no sólo porque desde 2008, y sobre todo en el último año y medio, la UE no ha hecho más que empalmar crisis. Es sobre todo porque sus países y sus ciudadanos no ven la manera, ni tienen tantas ganas, de seguir remando juntos.

Tras el golpetazo que supuso la victoria de la salida de la Unión en el Reino Unido, la UE busca dotarse los próximos doce meses de una "agenda positiva" para salir de una crisis "existencial", según la definió el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, este miércoles.

La primera pieza del diagnóstico y de la cura la aportó el luxemburgués en su discurso sobre el estado de la UE. Pero la verdadera dirección política llegará hoy en la cumbre que celebrarán los 27 Estados miembros -sin Reino Unido- en Bratislava (Eslovaquia).

Los líderes acudirán al castillo de la ciudad para mantener una discusión sin pelos en la lengua sobre el estado de la UE y, sobre todo, qué futuro le espera a la familia comunitaria. Un debate que se reducirá, en los próximos meses, a si seguir profundizando la Unión para salvarla -y en qué áreas- o si lentamente desmantelar sus aspectos más federalistas, para dejarla como un gran mercado común con algunas áreas de cooperación reforzada, precisamente lo que los británicos siempre quisieron.

Tal y como avisó ayer el arquitecto de la cumbre, el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, "en este momento particular de la historia de nuestra comunidad, tras el voto en el Reino Unido, la única cosa que tiene sentido es tener un análisis serio y brutalmente honesto de la situación". Tusk, que ha visitado a todos los líderes este mes para preparar la cita, se mostró "absolutamente seguro" que lo que tienen que asegurar a los europeos es que "hemos aprendido las lecciones del Brexit y somos capaces de recuperar la estabilidad y un sentido de seguridad y de protección efectiva".

Para ello, el polaco quiere que esta cumbre sea el arranque de un proceso para trazar una agenda para el futuro de Europa. Continuará con una cumbre en Malta en febrero, y culminará con una cita en Roma, coincidiendo con los 60 años del Tratado de Roma.

Los líderes arrancarán hoy con una primera discusión en la intentarán acordar un diagnóstico común del complejo cruce de fuerzas, crisis y miedos que mantienen el proyecto comunitario encasquillado. A continuación, acordarán el método de trabajo para los próximos meses. Al final de la jornada cerrarán el comunicado en el que abordarán los retos migratorios, de seguridad, los acuerdos comerciales o cómo recuperar el crecimiento económico en Europa.

Sin embargo, como avisó Tusk en su carta de invitación a la cumbre, "dar nuevos poderes a las instituciones europeas no es la receta deseada" por los líderes nacionales.

De la cumbre de hoy no se esperan resultados concretos, ni siquiera respecto a la gestión del Brexit que provocó su convocatoria, ya que el Reino Unido no ha abierto aun las negociaciones.

Este proceso de búsqueda interna correrá paralelo a las tortuosas negociaciones con el Reino Unido, que un alto funcionario europeo espera que se alarguen al menos hasta 2019, y con las elecciones en Francia, Alemania y Holanda, donde los partidos euroescépticos han ganado importante terreno. Un telón de fondo que incomodará la auto-búsqueda de los europeos en el diván.

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