
El Ejecutivo germano sorprendió la semana pasada al anunciar una bajada de impuestos por importe de 15.000 millones de euros para el próximo año, motivada por la actualización del nivel de vida y la inflación. Así lo hizo público el Ministro de finanzas, Wolfgang Schäuble, en el debate sobre los presupuestos de 2017.
Este anuncio se produjo cuando la CDU de Angela Merkel atraviesa uno de sus peores momentos de los últimos tiempos, al ser superada electoralmente por el partido xenófobo-populista Alternativa para Alemania en los comicios regionales de Macklemburgo-Antepomerania, celebrados el pasado 4 de septiembre. El batacazo se hizo notar entre las filas de los democristianos, que achacaron que el castigo de sus electores a la manera en la que han gestionado la crisis de los refugiados.
La canciller alemana ya avisó hace tiempo de que no se produciría ninguna bajada de impuestos hasta las próximas elecciones a la cancillería, que tendrán lugar el próximo otoño de 2017. Ahora, el Gobierno germano cambia de opinión, tras varios meses de caída consecutiva de la tasa de desempleo. El porcentaje de población activa en paro ha llegado al mínimo histórico del 6,1%, una cifra muy cercana al pleno empleo, establecido en el 5,5%.
En relación con el inesperado descuento fiscal, Merkel declaró que "dado que nos hemos administrado bien, es posible una rebaja de impuestos que alivie a los ciudadanos, aunque todavía tenemos muchas tareas pendientes". Una de las tareas más importantes, tanto por su relevancia social como económica, es la integración y acogida de refugiados. Este año, Alemania espera que lleguen a su territorio unos 300.000 nuevos demandantes de asilo, un número sensiblemente inferior al que se registró durante el invierno pasado, periodo en el que 1,1 millones de personas cruzaron las fronteras alemanas.
Tiempos de bonanza
Actualmente, la situación económica de las arcas públicas alemanas es de superávit. Tras haber alcanzado un ahorro de 18.500 millones de euros en lo que va de año, se van cumpliendo los planes financieros del ministro Schäuble, que abogaba por implementar una política económica que evitase contraer más deudas hasta que no se hubieran amortizado las que ya habían sido adquiridas con anterioridad.
Esta bonanza económica permitirá, según propuso en el debate presupuestario, aumentar el dinero de las prestaciones por hijo en un 1%. Por cada hijo nacido en territorio germano, el Estado otorga una cantidad mensual cercana a los 200 euros, que se incrementa progresivamente cuantos más hijos se tengan. Este subsidio, que es idéntico para todas las familias, se prolonga hasta la mayoría de edad del vástago. En esta actualización se incluirán también algunas ayudas sociales, cuya cuantía será revisada al alza. Asimismo, la frontera mínima exenta de contribución y las exenciones por número de hijos se revisarán.
Otro de los motivos aducidos por Schäuble tiene que ver con la última subida del salario mínimo en Alemania, que tuvo lugar a principios de 2016. En lugar de los 8,5 euros por hora mínimos reglamentados desde 2015, actualmente el salario mínimo bruto es de 8,84 euros por hora.
El porcentaje a pagar en tributos indirectos es totalmente progresivo, por lo que las rentas más altas pueden llegar a pagar cantidades como el 42% de la base imponible. A raíz de esto, el nivel de vida aumentó, pero también lo hicieron los impuestos que se tenían que pagar por esta mejora salarial. Es eso lo que Schäuble quiere aliviar para garantizar también la subida de los salarios netos, así como conceder más liquidez a las pequeñas y medianas empresas.
El presupuesto de 2017 reforzará los puntos en los que más incide últimamente el Gobierno alemán: la seguridad externa e interna. Tras los cuatro ataques violentos acaecidos durante el mes de julio, el país germano se encuentra en estado permanente de vigilancia y quiere que la protección sea una de sus medidas clave.
Al defender esta partida, el titular de finanzas dijo que "ante este contexto internacional incierto, cada vez existen más amenazas y temores". Defensa se incrementará en 1.700 millones de euros el año que viene y 10.000 más hasta 2020, con un margen de aumento de hasta 15.000 millones, como ya había anunciado al presentar el desglose de las partidas el pasado abril. Sobre la seguridad interna anunció cifras de 2.200 millones más para los próximos cuatro años.