
La mejoría económica no termina de llegar a las cuentas públicas. Hace unos días se confirmaba que el Producto Interior Bruto (PIB) español crecía a un ritmo anual del 3,2%, lo que a priori estaría ayudando a contener el déficit. Pero las cifras dicen que no es así: el desequilibrio presupuestario ha aumentado casi un 20% en los siete primeros meses del año, en buena medida debido a que la recaudación no logra avanzar al ritmo previsto y ni siquiera consigue igualarse con el ritmo de crecimiento.
Según los datos de la Agencia Tributaria, la recaudación tributaria bajó un 0,9% en los siete primeros meses del año, muy lejos del crecimiento del 6,2% previsto y también del ritmo de crecimiento de la economía. Además, la comparación es aún más negativa si se tienen en cuenta los llamados ingresos homogéneos "(es decir, los ingresos corregidos, entre otros factores, de los distintos ritmos de devolución en 2015 y 2016, la devolución del céntimo sanitario y los aplazamientos de entes públicos)". Estos descendieron un 1,9% comparados con el mismo período del año pasado, a pesar de que se estima que las bases imponibles de los principales impuestos crecieron en el primer semestre un 3,1%.
3.869 millones de merma recaudatoria
En parte, esta caída de la recaudación se debe a los efectos de los cambios normativos que se han aplicado este año y que han restado a los ingresos de la Agencia Tributaria 3.869 millones de euros. De ellos, 3.315 millones se deben a las consecuencias de la rebaja del IRPF aplicada este ejercicio.
Según Hacienda, los ingresos por IRPF disminuyeron hasta julio un 1,9%, una décima más (-2%) en términos homogéneos. Estos porcentajes contrastan con la previsión oficial, que espera un incremento del 5,5%. No obstante, la tasa mejorará en la segunda mitad del año debido a la rebaja que se aplicó a partir de julio de 2015.
Ningún impuesto alcanza el crecimiento previsto
Los ingresos homogéneos del Impuesto sobre Sociedades disminuyeron un 40% hasta julio, frente a la previsión de un aumento del 10% que aparecía en los Presupuestos Generales del Estado. El Gobierno ha dado luz verde a una reforma para recaudar 6.000 millones más este año, aunque, incluso con ellos, podría no llegarse al objetivo del Ejecutivo.
En lo que va de año los ingresos por IVA crecieron un 4,5%, 3,4% en términos homogéneos, lo que le convierte en la única figura tributaria que está en línea con las previsiones (que auguraban un aumentado del 4,6% frente a 2015). Finalmente, en el período enero-julio los ingresos por Impuestos Especiales crecieron un 1,1% en términos homogéneos (sin las devoluciones del céntimo sanitario), también por debajo del 4,8% esperado.
En la Seguridad Social, la recaudación marcha a mejor ritmo y registró hasta julio un incremento del 2,76%, un ritmo que tampoco alcanza el avance del PIB, ni el de la afiliación (3,06%), ni mucho menos el 6,7% previsto en los Presupuestos de este ejercicio.