
En un almacén gigantesco cerca del lago Ziway, en Etiopía central, cientos de mujeres ataviadas con delantales ordenan ramos de rosas multicolores bajo las banderas del PSV y el Feyenoord, dos de los principales equipos de fútbol de Holanda. En un par días estos ramos, producidos por la empresa holandesa AQ Roses, estarán en las floristerías europeas.
Hace diez años, Frank Ammerlaan, director gerente de AQ, apostó por invertir en la naciente industria de la floricultura etíope en lugar de en la vecina Kenia, donde la floricultura lleva presente desde 1969. Su planta de 10 millones de dólares ha comenzado a dar frutos, ayudada por los incentivos fiscales, los créditos estatales y la intolerancia con la corrupción.
Unas características que han permitido a la industria etíope crecer hasta tener un volumen de 200 millones de dólares anuales y quitar cuota de mercado a la keniata, con un valor de 500 millones de dólares. Hoy en día, una de cada tres flores vendidas en Europa se cultiva en Etiopía.
"Aquí es mucho mejor que en Kenia", asegura Ammerlan. "Para nosotros es muy importante la seguridad y la corrupción, y es mucho mejor que en Kenia. Kenia es más como el Salvaje Oeste que Etiopía".
Mayor PIB que Kenia
El crecimiento de Etiopía hasta convertirse en el segundo mayor exportador de flores de África en tan solo 10 años es la última prueba de que el país está sustituyendo como poder económico regional a Kenia, lugar que había ostentado tradicionalmente.
De hecho, Etiopía ya es la cuarta economía más grande del África subsahariana tras adelantar a Kenia el año pasado y su PIB se ha multiplicado por cinco desde 2005, hasta los 61.600 millones de dólares, según los datos del FMI. Además, según el Banco Mundial, los inversores extranjeros inyectaron 1.200 millones de dólares en Etiopía en 2014, por encima de los 944 millones que fueron a parar a Kenia.
Etiopía ha eliminado los impuestos a las importaciones de bienes de equipo, así como exenciones fiscales de hasta nueve años en el impuesto de la renta, según la página web de la Ethiopian Investment Commission. Además, a los inversores en flores les ofrece un exención de cinco años en el impuesto de Sociedades, así como en las importaciones de productos como los fertilizantes.
De esta manera, está aprovechando el descontento entre las empresas exportadoras keniatas, que se quejan de los altos impuestos y las frecuentes demandas de soborno de los funcionarios, explica Dipesh Devraj, presidente de la Asociación de Exportadores de Productos Agrícolas de Kenia. Además, tienen costes como los laborales o inmobiliarios superiores. Según el Kenya Flower Council, cinco empresas se trasladaron a Etiopía el año pasado.
"Nos están exprimiendo. La mayoría de plantas tuvieron pérdidas en 2015", se lamenta Jeff Kneppers, holandés y dueño de Maridadi Flowers, con 20 años de negocio en Kenia. "Otros productores están hablando de irse a Etiopía", aunque él de momento prefiere quedarse por el mejor clima, por una mano de obra más cualificada y por la posibilidad de tener la tierra en propiedad, algo que está prohibido en Etiopía.
Necesidad de divisas
La necesidad de tener divisas internacionales es la principal razón por la que Etiopia ofrece a los inversores en horticultura exenciones fiscales y créditos públicos. Las normas exigen depositar moneda en los bancos etíopes, que luego se convierte en la divisa local, el birr, en un mes. Las normas de inversión permiten la repatriación de beneficios, pero la falta de divisas hace el proceso difícil.
Ammerlaan no tiene problemas con ello, y apoya los planes del gobierno para sacar a Etiopía de la agricultura de subsistencia. "Trayendo divisas, el país puede gestionar mejor la seguridad alimentaria", explica Ammerlaan, quien no obstante no permite a sus 1.100 empleados hablar. La razón es por un reciente documental en su país natal que acusó de evasión fiscal y contaminación en los centros de producción de flores en Ziway.
AQ produce fundamentalmente rosas de alta calidad que van a sus clientes en los Países Bajos, y otras empresas etíopes están empezando a estar presentes en Aalsmer, la mayor subasta de flores del mundo. Allí compiten con flores otros 64 países en el Royal FloraHolland, donde se intercambiaron 3.500 millones de rosas el año pasado.
A pesar de su mejora económica, Etiopía todavía tiene mucho que hacer en términos de democracia y transparencia. La coalición que gobierna el país controla todo el parlamento federales y también los regionales, y el ejecutivo autoritario liderado por Hailemariam Desalegn restringe las actividades de la oposición y los medios de comunicación. La economía se planifica en planes quinquenales y las empresas estatales son monopolios o dominan áreas clave de la economía.
Y en cuanto a las flores, Etiopía también tiene que recorrer bastante camino para superar a Kenia: la producción el año pasado fue de unas 50.000 toneladas métricas, mientras que la de su vecino fue de 122.800.