
La agitada relación del FMI y la Comisión Europea en el marco de los rescates europeos añadió esta semana una nueva página que volvió a subrayar la distancia entre los europeos y el Fondo.
Tras una pila de informes críticos con la labor de todos los actores de la troika, e incluso documentos internos en los que la institución de Washington echó las culpas de los fallos del rescate griego principalmente a las instituciones europeas, ambos lados se han vuelto a enzarzar al juzgar el papel de la política en los programas de salvamento.
El primer zarpazo lo lanzó este jueves la Oficina de Evaluación Independiente del FMI. El auditor interno del Fondo lamentó en un informe que, en la eurozona, "la posición de los miembros del FMI a menudo estaba demasiado próxima a la línea oficial de los representantes europeos, por lo que el FMI perdió su efectividad como asesor independiente". "La credibilidad del FMI procede de su competencia técnica y de la independencia de su personal, y la Directora Gerente debe asegurar que el trabajo técnico está protegido de la influencia política", subrayó el informe.
Por ello, para reconquistar parte de su independencia y reforzar su posición respecto a los socios europeos, el auditor recomendó desarrollar "procedimientos para minimizar el espacio para la intervención política" en el análisis técnico que realiza la institución, la piedra angular de su reputación.
La propia directora gerente del FMI, Christine Lagarde, reaccionó al informe de sus propios guardianes internos negando la necesidad de crear nuevos procedimientos, ya que "no acepto la premisa" sobre la influencia política en las decisiones que se adoptaron en el pasado.
La respuesta de la Comisión fue, precisamente, en el sentido contrario. La portavoz comunitaria Annika Breidthardt subrayó ayer los estrechos vínculos que han existido en estos años de crisis entre los expertos técnicos y los políticos. Más aún, destacó que la política es la que está al timón de unos rescates que no se conciben puramente desde el punto de vista técnico.
"Un programa para estabilizar la zona euro, y Grecia en particular, es preferentemente un asunto político", destacó la portavoz.
Ha sido precisamente el exceso de política el que ha provocado algunos de los errores en los diseños de los rescates, como han señalado el Parlamento y el Tribunal de Cuentas de la UE. El veredicto de la Eurocámara sobre la troika de 2014 indicó que la mezcla errónea de políticas en los rescates realizada por el Eurogrupo deprimió las economías rescatadas, al combinar los objetivos contradictorios del FMI (devaluaciones internas) y la Comisión (consolidación fiscal). Por su parte, el Tribunal concluyó que el diseño de los rescates fue débil.