Economía

Sanders confía en Clinton para cerrar "la grotesca brecha social" en pleno cisma demócrata

Entre vítores de "Bernie, Bernie", el senador demócrata por Vermont, Bernie Sanders se convirtió en la noche del lunes en el verdadero protagonista de la primera jornada de la Convención Nacional Demócrata que se celebra en Filadelfia, sólo superado por la primera dama, Michelle Obama.

"Gracias, muchas gracias" repitió insistentemente antes de arrancar con su discurso, en una jornada llena de tensión en el Wells Fargo Center donde sus votantes y delegados no dudaron en más de una ocasión en interrumpir los discursos de la tarde e incluso abuchear a los participantes que tomaron el escenario para apoyar a Hillary Clinton. Dicho esto, Sanders fue claro: "Hillary Clinton debe ser la próxima presidenta de Estados Unidos".

"Es un honor estar aquí tomando el testigo de mi amiga Elizabeth Warren y quiero agradecer a Michelle Obama por su excelente trabajo" dijo el senador mientras agradeció a los 2,5 millones de estadounidense que han contribuido a financiar su campaña y a los 13 millones de americanos "que han votado por la revolución política". Una retahíla de cifras que ponen de manifiesto el poderío de Sanders y el resurgir del movimiento progresista dentro del partido demócrata.

"Entiendo que mucha gente está decepcionada por el resultado del proceso electoral, nadie lo está tanto como yo, pero tenemos que estar orgullosos de los logros políticos conseguidos". "Hemos iniciado una revolución política para transformar América y esta revolución continúa", aseguró Sanders, quien incidió en que las "elecciones van y vienen" pero la revolución por no centrar todos los beneficios en el 1% de la población sigue adelante.

El legislador reconoció que estas elecciones no son sobre Hillary Clinton, Donlad Trump, él mismo, las campaña o los medios de comunicación. "Esta elección son para cumplir con las necesidades de los americanos y el futuro de nuestros hijos y nietos". "Tenemos que acabar con la decadencia de la clase media durante los últimos 40 años y de los millones de personas que viven bajo el umbral de la pobreza" reiteró.

"Estas elecciones son para acabar con la grotesca brecha social en América" que "no es moral, no es ética y no es sostenible", manifestó Sanders quien arremetió contra la campaña de Trump, el plan económico de éste, defendió el incremento del salario mínimo, los derechos de los trabajadores, inmigrantes, de la mujer, la comunidad de gais, lesbianas, transexuales, bisexuales y la protección medioambiental. También apostó por impedir que la aprobación del Tratado de Libre Comercio con Asia Pacífico se someta a votación en el Congreso.

Previamente, la senadora de Massachusetts, Elizabeth Warren, respaldó la candidatura de Clinton al igual que Sanders, quien apeló por la unión del partido, pese a la polémica filtración de casi 20.000 correos electrónicos de la cúpula del partido demócrata. La senadora, fiel a su discurso, indicó que el Wall Street "está amañado" y aprovechó su participacion en la Convención Demócrata para arremeter duramente contra Trump.

"La América de Trump es una América de odio y miedo, donde los blancos se oponen a los negros, los cristianos a los judios, los heteros a los homosexuales?", dijo asegurando que aquello de "divide y conquistarás es viejo para EEUU".



Por su parte, el plato fuerte de la noche llegó de la mano de la primera dama de EEUU. Michelle Obama relató su historia y la de sus hijas una vez que pusieron el pie en la Casa Blanca a comienzos de 2009. "Estas elecciones como cada elección versa sobre quién tendrá el poder de dar forma a nuestros hijos durante los próximos cuatro u ocho años de sus vidas", dijo la esposa del presidente Barack Obama. "Sólo hay una persona en quien confío esa responsabilidad, sólo una persona que creo que está realmente cualificada para ser presidente de EEUU, y esa es Hillary Clinton".

Otro de los discursos que logró aunar a los presentes fue el del senador demócrata de Nueva Jersey, Cory Booker, quien aseguró que Clinton es una nominada presidencial que "es consciente de que nos encontramos en un momento de asombrosas disparidades de riqueza en nuestro país, la grandeza de Estados Unidos no debe ser medida por cuántos millonarios y multimillonarios  tenemos, sino por la poca gente que viven bajo el umbral de pobreza".

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