Economía

El Brexit mete a Polonia en el quinteto de países con más poder en Bruselas

Beata Szydlo, primera ministra de Polonia. Getty.

El resultado del referéndum del Brexit es un punto de inflexión en el camino que hasta ahora ha recorrido la Unión Europea. El proyecto se encuentra en un punto muerto en el que ya no se pueden ignorar las voces que reclaman cambios desde una perspectiva nacionalista. Una de esas voces es la del actual Gobierno de Polonia, sexta nación más poblada de la UE, octava mayor economía y la más potente de cuantas estuvieron integradas en la Unión Soviética.

Pese a la poca relevancia en materia europea que nos pueda suscitar Polonia, lo cierto es que, cuando el Brexit se confirme, estaremos hablando de uno de los cinco países -además de Alemania, Francia, Italia y España- con más diputados en el Europarlamento y con más votos en el Consejo. Es decir, una nación de Europa del Este entra en el quinteto de las más poderosas de la Unión.

Los estados del Grupo de Visegrado - Polonia, República Checa, Hungría y Eslovaquia -, además de otras formaciones importantes, como el Frente Nacional francés, son una evidencia del auge del nacionalismo unido a posicionamientos de derecha más o menos extrema en Europa durante los últimos años. Uno de los ejes principales del choque entre estos países y la ideología dominante en Bruselas ha sido la política migratoria. En concreto, las medidas para la acogida de refugiados de Oriente Medio.

Al contrario de lo que sucede en, por ejemplo, España, en los territorios exsoviéticos la importancia que se le da a la seguridad nacional es mucho mayor. El pánico hacia el terrorismo se incrementó aún más tras los atentados en París y Bruselas. En este contexto, la llegada de inmigrantes provenientes de países musulmanes es bastante impopular. A ello hay que unir los recelos acerca de todo lo que implique cesión de soberanía nacional.

A todo este cóctel se le suma ahora el Brexit, con todas las dudas que el resultado del referéndum ha provocado en el proyecto europeo. Sin embargo, he aquí una paradoja: al mismo tiempo que los euroescépticos se benefician del terremoto británico, pierden en Bruselas al principal defensor de una Unión menos integradora e intervencionista. De esta forma, Varsovia dice adiós a la idea de construir un eje con Londres que sirviera de contrapeso al que forman Berlín y París. Pese a ello, el debate sobre hacia donde debe marchar la UE no acaba con la salida del Reino Unido, si no que se mantiene con los demás actores nacionalistas.

No busca salir de la Unión

La idea de Polonia no es salir de la Unión. No en vano, son el primer receptor de fondos europeos -82.500 millones entre 2014 y 2020- y el 79,2% de sus exportaciones son comunitarias. Sin embargo, sí pretenden liderar un cambio de rumbo: "Decimos no a una UE supranacional y federalizada porque esto no es lo que nuestros países y nuestros ciudadanos necesitan", ha afirmado el ministro de Exteriores polaco.

El euroescepticismo del PiS (Ley y Justicia), la formación que alcanzó en 2015 la primera mayoría absoluta de la historia polaca, no es ni mucho menos compartido por toda la población. En mayo, más de 200.000 personas se manifestaron por las calles de Varsovia bajo el lema Permaneceremos en Europa. Además, los últimos sondeos indican que el 80% de los polacos apuesta por seguir en la UE.

Sin embargo, la fragmentación de la oposición y el desinterés de una parte de la población -50,9% de participación en las últimas elecciones generales, 23,8 en las europeas- complican la canalización de una respuesta política interna a las acciones del Gobierno que lidera Beata SzydÅ‚o. De hecho, ha tenido que ser una plataforma civil, el KOD (Comité de Defensa de la Democracia), la encargada de organizar la contestación ciudadana a la deriva antieuropea del PiS.

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