Economía

La incertidumbre ahonda los cuatro grandes retos del próximo Gobierno

  • Bajar el paro, la deuda, el déficit y consolidar el crecimiento, entre los deberes

Con las mesas de negociación aún calientes, la duodécima legislatura parte de un escenario tan incierto como el que, tras las elecciones del 20 de diciembre, dio lugar a la legislatura más corta de la historia de España. Ciento once días de desacuerdo, dos investiduras frustradas por la declinación de Rajoy y el fallido intento de Sánchez y seis meses de incertidumbre después, de nuevo, un futuro Gobierno sin claras mayorías encara cuatro grandes retos para consolidar la recuperación económica del país.

La primera parte del partido se saldó con el fracaso de los cuatro equipos políticos, que fueron incapaces de llegar a acuerdos. Ahora se reanuda el juego de los pactos con el terreno ya allanado y el graderío clamando estabilidad. Los titulares -Rajoy, Sánchez, Iglesias y Rivera- salen al segundo tiempo sin grandes cambios, a excepción de la alineación morada, que ha sacado del banquillo a los de Garzón para jugar ahora como Unidos Podemos.

Tras el tiempo muerto, los partidos salieron ayer al campo así: PP (137 escaños); PSOE (85); Unidos Podemos (71) y Ciudadanos (32). La clasificación definitiva dependerá de la voluntad que pongan los equipos negociadores para evitar unas terceras elecciones, pero, sean cuales sean los colores que la encabecen, el partido que logre los suficientes apoyos para formar Gobierno tiene ante sí la corrección de importantes desequilibrios macroeconómicos como la elevada tasa de paro, la desorbitada deuda y el desfase del déficit.

Paro

1 El balance de la legislatura de Rajoy se inclina positivo en materia de empleo. El presidente, ahora en funciones, arrancó su mandato con 5,28 millones de parados y 18,15 millones de ocupados y terminó con 4,78 millones de desempleados y 18,09 millones de puestos de trabajo, según la Encuesta de Población Activa (EPA) de los últimos trimestres de 2011 y 2015. Esto son 500.000 parados menos, pero también 60.000 ocupados menos en cuatro años. El empleo es aún inferior al que había al comienzo de la legislatura, pero la tendencia ha cambiado.

Desde el peor momento para la ocupación, a comienzos de 2014, se han creado más de un millón de puestos de trabajo, y desde el punto más duro para el paro, a principios de 2013, el desempleo se ha reducido en casi 1,5 millones de personas. Con todo, la tasa de paro en nuestro país es todavía la segunda más alta de la UE, sólo por detrás de Grecia. La EPA de los tres primeros meses de 2016 arrojó un desempleo del 21 por ciento y, a la espera de la publicación de las cifras del segundo trimestre, las de ayer fueron las terceras elecciones generales con el paro por encima del 20 por ciento. Tasa que, sin duda, convierte la lucha contra el desempleo en el mayor reto del próximo Gobierno.

Deuda

2 Tampoco caben dudas en cuanto al abultado endeudamiento de la economía española, que se postula como otro de los principales desafíos que encara el futuro Ejecutivo. La deuda pública aumentó en 22.969 millones de euros en el primer trimestre de 2016 y se situó en el 100,5% del PIB al alcanzar 1,095 billones de euros. Estas cifras convierten en prioridad del próximo presidente la conformación de un Gobierno estable que transmita confianza a los mercados para que sigan prestando dinero a tipos bajos, una cuestión fundamental para lograr refinanciar la gruesa deuda y emitir nueva para cubrir el déficit.

No en vano, España ha dedicado en los cuatro años de legislatura de Rajoy el 12% del PIB al pago de intereses de la deuda, una partida que se ha ido reduciendo gracias a la política del Banco Central Europeo (BCE) de inyectar dinero en el mercado, pero también a la recuperación de la confianza de los mercados en nuestra economía. Una situación que podría peligrar con un Gobierno inestable que no siga las directrices de Europa y genere desconfianza entre los inversores.

Déficit

3 Cumplir con Europa es fundamental también en materia de déficit. Pese a que en los últimos cuatro años se ha reducido prácticamente hasta la mitad, el desfase entre ingresos y gastos cerró el pasado año 2015 con un saldo negativo del 5,1%, frente al objetivo comprometido con la UE del 4,2%. Aunque el ministro de Economía, Luis de Guindos, sostiene que Bruselas no multará a España, la Comisión decidirá a mediados de julio si activa el mecanismo sancionador y si prorroga un año más la reducción del desfase por debajo del 3% del PIB.

El último Programa de Estabilidad del Gobierno aspira a cerrar 2016 con un déficit del 3,6% y 2017 con el 2,9%, un escenario que reta al Ejecutivo venidero a llevar a cabo un importante ajuste correctivo.

Crecimiento

4 En suma, continuar por la senda del crecimiento se presenta como objetivo fundamental del próximo Gobierno. La economía española sorprendió en el primer trimestre con un avance del 0,8%, tras haber cerrado el pasado año 2015 con un incremento interanual del PIB del 3,2%.

En un contexto internacional incierto, más si cabe tras el resultado del referéndum que pide la salida de Reino Unido de la Unión Europea, el impulso ganado en los últimos años no debe perderse. Aunque se prevé que el avance se modere en 2016, es necesario profundizar en las reformas para afianzar la recuperación.

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