El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, arrancó ayer su esperado discurso en San Petersburgo ante la élite empresarial y política rusa con justificaciones. "Primero quiero decir por qué estoy aquí, porque hay algunos a los que les gusta la idea y a otros no".
Los del campo del no han sido mayoría durante los últimos días. Al menos, los más visibles desde que a principios de este mes, Juncker confirmara su participación en el Foro Económico Internacional de la ciudad rusa, y sobre todo, anunciara su encuentro con el presidente ruso, Vladimir Putin.
Éste fue el primer encuentro de alto nivel entre Rusia y Europa desde que la anexión de Crimea y el conflicto de Ucrania llevaran la relación bilateral a su peor momento desde la Guerra Fría y la imposición recíproca de sanciones.
Como se esperaba, el ex primer ministro luxemburgués ofreció a los rusos "diálogo". "Quiero construir un puente" con Rusia, dijo. Pero Juncker no buscó edulcorar el mensaje en campo contrario y subrayó el respeto a la "integridad territorial" y la "legalidad internacional", en referencia a la anexión "ilegal" de Crimea.
Y mirando a la herida abierta de la Ucrania oriental, avisó que "la única manera" para que los europeos levanten las sanciones es que el Kremlin cumpla "totalmente" con el acuerdo de Minsk. Y en este punto, "la UE está unida y también el G7", dijo ante las divisiones que han empezado a surgir entre los estados miembros.
Más aun, ante un auditorio en su mayoría ruso, el luxemburgués quiso dejar un mensaje que molesta en los oídos del Kremlin al recordar que "una sociedad pacífica y próspera puede ser construida solo a partir de las libertades fundamentales, la democracia, los derechos humanos y el Estado de Derecho".
Juncker se reunió después con Putin en el Palacio de Constantino. Según comentaron fuentes de su entorno a elEconomista, el jefe del Ejecutivo comunitario trasladó el mismo mensaje de la mañana al dirigente ruso, en una reunión que transcurrió en una "buena atmósfera". "Será una conversación difícil, no tengo duda, pero una necesaria", previó antes de su encuentro con Putin. Ambos líderes acordaron seguir en "estrecho contacto".
Saludo ruso al acercamiento
A pesar de que desde el lado ruso saludaron el acercamiento europeo tras dos años de ostracismo, el ministro de Exteriores del país, Sergei Lavrov, responsabilizó al Gobierno ucraniano de los fallos en la aplicación de los acuerdos de Minsk, al no realizar la reforma de la constitución para descentralizar las competencias para las regiones orientales prorrusas.
Lavrov también lamentó que "los movimientos para contener y sancionar a Rusia" empezaron antes de que fallara la aplicación de Minsk.
A pesar de las tensiones, valoró que el diálogo nunca se haya detenido del todo, al continuar en sectores como el energético o el migratorio. Y recordó el interés de la industria por restaurar las relaciones UE-Rusia. "No puedes continuar sin tener relaciones con Moscú", resumió.
Porque, como indicó Rainer Seele, presidente de la Cámara de comercio exterior Rusia-Alemania, el precio que están pagando ambos lados por mantener las sanciones es "alto". En Rusia se ha traducido en depresión, caída de la inversión e inflación. Pero en Europa también se han recortado las exportaciones, los empleos y los ingresos, justo en un momento en el que la UE intenta dar aliento a una economía demasiado arrinconada por numerosos desafíos.