Economía

Alemania retuerce las normas para no garantizar nuestros depósitos bancarios

  • Schauble torpedea a Bruselas para descarrilar el EDIS

Tras las siglas EDIS está uno de los últimos intentos de las autoridades económicas de reforzar la integración del sistema financiero en la UE. Y, como en anteriores capítulos de eso que llaman "construcción europea", el invento tiene como principal obstáculo a Alemania.

El European Deposit Insurance Scheme (EDIS) garantizaría hasta 100.000 euros por cabeza en caso de quiebra del banco. En España esa cifra ya está cubierta por el Banco de España, pero la idea de la Comisión Europea, que la propuso en noviembre, es que al unificar la cifra en todo el bloque no sólo se conseguirían eficiciencias globales y ahorros para el conjunto de la UE, sino que además se haría al sistema bancario mucho más estable y resistente ante los vaivenes financieros como la crisis desatada en 2008.

Para Alemania, el plan levanta las ampollas clásicas: muchos de los contribuyentes alemanes, y de otros países nórdicos, tienen la sensación de estar pagando la vida disuelta de los europeos de otros países (léase del sur). Y garantizar sus depósitos hasta 100.000 euros sería una cantidad quizá excesiva, un rescate desproporcionado para los 'perezosos'.

La clave está de nuevo en el equilibrio entre federalismo y confederalismo. Mientras que Alemania propone que ese fondo no sea más que la suma de los respectivos sistemas nacionales (todos garantizan la misma cantidad, pero cada país paga la suya), Bruselas cree que la verdadera estabilidad vendría de la mano de un único fondo de garantía europeo que, como sería el caso de España, sustituirá al fondo nacional.

Aprovecha un tecnicismo

La última maniobra de Schauble, ministro de finanzas alemán, ha consistido en aprovechar un tecnicismo para enfangar el debate. En lugar de oponerse de nuevo a su constitución, y sin dejar de decir que primero habría que modificar algunas otras características del sistema interbancario europeo, Schauble ha recordado a la Comisión que la propuesta no cuenta con informe de impacto económico, como recuerda Jim Brunsden en Financial Times.

Se trata de un tecnicismo que no es baladí, puesto que son las propias reglamentaciones europeas las que obligan a que se emita ese informe. Pese a ello, la Comisión podría seguir adelante con su propuesta, pero sería políticamente muy complicado para Bruselas defender su aprobación final.

Así las cosas, es posible que esta maniobra, en la que Finlandia acompaña con su firma a Alemania, sea suficiente para obligar a que la Comisión se ponga manos a la obra y afronte la tarea de crear un informe de impacto económico que, en todo caso, podría llevar meses aprobar. La alternativa, como siempre en este juego conocido, es clara: aceptar que sin Alemania no se puede legislar en la Unión, y ceder siquiera en parte a sus propuestas.

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