
Si en algo coinciden los partidos ante el 26J es en que no habrá tercera vuelta y en que es necesario un Gobierno con urgencia. Y con esta premisa, en el Partido Popular están jugando a repetir en La Moncloa con el apoyo de Ciudadanos, que va a retirar su veto a Rajoy, y la abstención del PSOE, que ha cambiado el "no es no" por el "todo es negociable".
Tanto es así que en los círculos monclovitas se comenta que el presidente en funciones está preparando ya su nuevo equipo de Gobierno, que quiere esté en pleno funcionamiento antes de final de julio. Y en ese Ejecutivo, con el beneplácito de Soraya, que seguiría mandando y mucho, Luis de Guindos se perfila como el hombre fuerte de la Economía.
Sería un premio a los servicios prestados como artífice del cambio de rumbo de la economía y en las negociaciones en Bruselas, especialmente, si logra que no haya multa a España por el déficit. Él está seguro de que no y, si acaso, "nos recomendarán algún ajuste adicional para 2017", comentaba en un aparte.
Y en el resto del equipo económico, pocas novedades. "Mariano no es amigo de cambios", me recuerdan. Sólo el obligado relevo en Industria por la dimisión de Soria. Una cartera para la que suenan los Nadal, Álvaro y Alberto, con más cartas para el primero si Guindos se confirma.
La duda está en Montoro. Él quiere seguir, pero en Moncloa no le ven a las órdenes de Guindos, quien no quiere a Montoro, pero tampoco quiere Hacienda. La continuidad del titular de Hacienda podría frustrar el superministerio de Guindos y llevar a Nadal a Economía. Porque en Génova se conjugan otras variables, como la posibilidad de dar entrada en el Ejecutivo a independientes próximos al PSOE.
En este caso, las carteras de Industria y Educación podrían ser monedas de cambio además, por supuesto, de la Lomce, cuya derogación es la cabeza que el PP está dispuesto a entregar a los socialistas para consensuar una reforma educativa eficaz y duradera. Y es que, en este hervidero de especulaciones, lo que nadie duda hoy en el PP es que con Susana Díaz será más fácil entenderse que con Pedro Sánchez.