
La ruptura de Convergència con Unió puso fin a más de treinta años de federación nacionalista. Tras el fin de relación, muchos de los cargos que controlaban entes públicos han sido destituidos a pesar de que algunos estaban en la línea de las tesis de la nueva Convergència. La entente de JxSí y la CUP 'purga' el ala más empresarial de Convergència.
El caso más flagrante fue el de Fèlix Riera, director de Catalunya Ràdio, que decidió seguir en el Govern de Mas.
El fracaso de Unió en solitario, tanto en las autonómicas como en las generales, ha sido una reedición del proyecto reformista de Miquel Roca. En este caso, el destino de sus protagonistas ha sido el mismo con la vuelta al sector privado.
Y es que la mayoría de caras visibles de Unió han visto sepultado su futuro político, en parte por la elevada deuda de 19 millones de euros que tiene el partido. Si bien el ex conseller Ramón Espadaler sigue siendo el secretario general, el partido no se ve con empuje para presentarse a las nuevas generales. Otro histórico que ha finiquitado su carrera política ha sido Josep Sánchez-Llibre, que ha acabado en la asamblea patronal de la CEOE con Juan Rosell.
En las últimas semanas, también han roto sus carnés personajes como Antoni Font, que era vicesecretario del partido; y el aún eurodiputado Francesc Gambús. Éste último conservará su acta de europarlamentario como independiente, ya que se resiste a dejar la silla.
Todo hace indicar que Unió camina hacia su extinción a pesar de ser uno de los partidos más antiguos de todo el Estado, fundado en 1931. Aunque fuentes internas apuntan que "toca esperar", en pos de que la bipolarización independentista pase y se vuelva al debate de ideologías, donde Unió quiere ocupar un espacio de centro.
Una descomposición lenta que empezó con la marcha de más de la mitad de su militancia a un partido llamado Demòcrates, una formación que sirvió de excusa a CDC para diluir de nuevo sus siglas en las elecciones generales cuando sufría registros en sus sedes. Esta plataforma está integrada en Junts pel Sí, y todo empezó, cómo no, con el reto por parte de Artur Mas a Duran i Lleida de que consultara a su militancia sobre la independencia.
El paso de Mas
Y es que Artur Mas ha dejado huella por allá donde ha pasado. Primero fue el PSC, a quien pilló en fuera de juego con el nuevo debate independentista y lo ha relegado a un mero partido residual con el declive iniciado por Pere Navarro.
El PP también ha tenido que elegir un líder más extremista para enviar a Sánchez Camacho al Senado, y Joan Herrera y Dolors Camats, ex líderes de ICV tampoco han sobrevivido al procés. Aunque Convergència e incluso el propio Mas, tampoco parece que vayan a resistirlo.