
El techo de la sala de reuniones está decorado con frescos que representan la agricultura, la industria y las finanzas. Hablan de aquella España trabajadora, aplicada, a la que ahora el ministro de Economía, Pedro Solbes , tiene que reavivar, no sin dificultades, tras una década de ininterrumpida bonanza económica.
Las cosas no van bien. El país está al borde de la recesión, la inflación corre hacia el 5 por ciento, el desempleo ha subido en los últimos meses, hasta tocar el 11 por ciento, el consumo se ha estancado y la construcción, hasta el año pasado el sector que más tiraba de la economía, está paralizada. Una crisis profunda, que ha evidenciado los límites del modelo español y, sobre todo, ha dejado claro que el boom ya es historia y el milagro económico se ha agotado.
Señor ministro, ¿por qué ha habido un cambio de dirección tan brusco?
Ha habido factores internos, como la caída del sector inmobiliario, que representa un 17 por ciento del PIB, y externos, como la crisis subprime, la crisis internacional, y la subida en los precios del petróleo.
¿Realmente España se encuentra a un paso de la recesión?
Es muy difícil. Nosotros siempre hemos dicho que nuestras cifras en estos momentos nos dan crecimientos en el entorno del cero para este trimestre. Por lo tanto, no discuto tampoco las cifras de la Comisión que sin duda alguna están hechas con algún supuesto distinto, pero sin duda alguna hay algún riesgo con el que tenemos que contar. En todo caso, es verdad que una situación de crecimiento negativo durante uno o dos trimestres después de muchos años de crecimiento muy alto, hay que darle importancia porque tiene impacto negativo en crecimiento y empleo y es algo que hay que intentar corregir
¿Por qué la situación se deterioró más rápido de lo previsto?
Porque en nuestro primer análisis la desaceleración sólo era una consecuencia del ajuste inmobiliario. Pensábamos que en EEUU la crisis sería sólo inmobiliaria, relacionada con las hipotecas subprime (problemas en los que España no está involucrada), sin embargo, ha acabado extendiéndose también a otras actividades, creando una crisis de liquidez generalizada que se ha extendido rápidamente a Europa y también a España. Se ha tratado de unos fenómenos anómalos, que no se podían prever. Al menos, no con esta intensidad.
¿Por qué el Gobierno español ha tardado tanto en utilizar la palabra crisis y en admitir que el país se enfrenta a graves dificultades? ¿Quizás por razones electorales?
Ha sido un problema semántico, un debate un poco infantil alimentado por la prensa. No hay mucha diferencia entre hablar de brusca desaceleración y hacerlo de crisis. Sin embargo, excluyo que se haya tratado de una táctica preelectoral, teniendo en cuenta que el pasado enero, cuando se convocaron las elecciones de marzo, la conyuntura económica no era tan grave como ha sido sucesivamente.
¿Cuánto tiempo piensa que durará esta fase negativa?
El próximo año será difícil, pero creo que el precio del petróleo se estabilizará, salvo que haya otros eventos negativos a nivel internacional o sorpresas en el ámbito financiero, si se recobrara la confianza de los consumidores, en 2010 habrá una recuperación rápida. España, de hecho, cuenta con un potencial de crecimiento superior al 3 por ciento. Tiene las empresas, las capacidades empresariales y la mano de obra necesaria. Más aún si en este período aprovechamos para llevar a cabo las reformas estructurales necesarias.
Casi todos, en España, echan la culpa de la crisis al sector inmobiliario. ¿Es así?
Ese sector es importante, pero, como le comenté antes, no es la única causa. Hay una caída significativa en los consumos, causada por la inflación, además de un sensible aumento en los tipos de interés, que ha causado problemas de financiación. Si a todo esto se añade el endurecimiento de las condiciones crediticias y la disminución de la liquidez en circulación, se entiende bien por qué el dinamismo de nuestra economía ha sido tocado de modo tan serio.
En lo que se refiere al sistema financiero, ¿prevé que haya dificultades?
La finanza española tiene una importante ventaja con respecto a la competencia. Está bien capitalizada y es muy rentable. Además, cuenta, históricamente, con reservas mayores que la media de la Unión Europea y mejores que los ratios que exige la Convención de Basilea. Además, no ha sido tocada por la crisis subprime. Por tanto, no veo problemas.
¿Qué principios les han guiado a la hora de tomar las recientes medidas para paliar los efectos de la conyuntura negativa?
En primer lugar hemos decidido ayudar a las familias y a las empresas, suavizando la presión fiscal. Luego hemos tomado medidas para asegurar la liquidez de las pymes y al sector inmobiliario. En el trienio 2008-2010 invertiremos, en total, 40.000 millones de euros.
A propósito de las iniciativas para ayudar al sector inmobiliario, es decir la línea de crédito blando de 3.000 millones de euros y los incentivos fiscales para la cotización de empresas de gestión inmobiliaria (Reits), por qué han elegido este camino y no han intervenido directamente en las empresas en crisis, como Martinsa-Fadesa?
Se trata de problemas completamente diferentes. Por una parte se nos pedía que adoptáramos un sistema de financiación pública para las empresas en crisis que les diera capital para disponer de mayor liquidez. Por otra parte, las dos medidas que tomamos hace unos días tenían el objetivo de revitalizar y ensanchar el mercado del alquiler, evitando así que los inmuebles se queden vacíos. Además, así inyectamos mayor liquidez en el sector para hacer frente a las dificultades de las empresas del sector.
¿Cuál es el impacto de todas estas medidas sobre las cuentas públicas?
En 2009 habrá un déficit total entre el 1 y el 2 por ciento.
¿Está de acuerdo con la política de austeridad?
Conceptualmente estoy de acuerdo con una política de mayor austeridad. Sin embargo, ya es un gran esfuerzo limitar en 2009 el aumento del gasto público hasta el 3,5 por ciento, teniendo en cuenta lo que se decidió anteriormente con respecto a las inversiones en infraestructuras, los aumentos de las pensiones mínimas y de los salarios y la financiación de la Ley de Dependencia.
¿Qué necesita España para recuperarse?
Que Europa vaya bien. Pero también necesita ser menos dependiente del sector inmobiliario y de la energía derivada del petróleo. Necesitamos un país más comprometido con el I+D y la economía del conocimiento, un país con menos burocracia, más competencia y liberalizaciones. Eso significa reformas estructurales.
¿Aún tienen el objetivo de superar a Francia e Italia en términos de renta per capita?
Créame, no se trata de un beauty contest, (término literal usado por el ministro: concurso de belleza), aunque el objetivo sigue estando fijado. La verdad es que hay que intentar hacer las cosas de la mejor manera posible para obtener los mejores resultados posibles. Dicho esto, estamos contentos si nuestros socios europeos van bien, porque eso también ayuda a mejorar nuestra situación.
Hablando de Europa, ¿qué opina sobre la política del BCE?
Hay que dejar que el BCE haga su trabajo. Son profesionales que conocen su oficio y comparten nuestros mismos objetivos: mejorar el crecimiento de Europa a medio plazo, aun intentando mantener la inflación por debajo del umbral del 2 por ciento. Su política responde a esta misión. En lo que a España se refiere, hay ventajas e inconvenientes en formar parte de la unión monetaria y, seguramente, en algunos casos, la política del Banco de España hubiera sido diferente.
¿Acaso se refiere a la posibilidad de devaluar la moneda?
No. Soy un firme defensor del euro. Sin embargo, está claro que una moneda y una política monetaria nacionales permiten tomar decisiones más rápidamente. Pero no hay que olvidar las ventajas en términos de competencia, precio, liquidez y eficiencia de la moneda única. Gracias al euro, España e Italia han disfrutado de un período de estabilidad y de tipos de interés contenidos sin precedentes.
¿Qué opina de la bajada del precio del petróleo y del euro?
El descenso es positivo. Sin embargo, es difícil decir cuál es el nivel óptimo en los cambios. Creo que nos encontramos frente a una nueva situación que debería ayudar a Europa a superar la fase negativa actual.
Ministro, si tuviera que dar una nota a los primeros cinco meses del nuevo Gobierno de Zapatero, ¿le aprobaría?
Dadas las dificultades que estamos experimentando en los últimos meses, diría que merecemos un cómodo aprobado. Estoy bastante satisfecho.
Una última pregunta. Italia está tomando el camino del federalismo. ¿Qué sugerencias puede dar a mi país?
Que elija el modelo que estime más conveniente, pero que tenga cuidado. Para ser eficiente, el federalismo tiene que aclarar y vincular las responsabilidades a la autoridad que gestiona entradas y salidas.