
El déficit de la Seguridad Social cerró el año pasado en el 1,72 por ciento del PIB, 17.000 millones, y solo el superávit de 4.000 millones en los fondos de los Servicios Públicos de Empleo (Sepe) lograron rebajar esa cifra al 1,26 por ciento que el Ministerio de Hacienda pudo comunicar este pasado jueves. Sin ese sobrante, el agujero del sistema hubiera sido comparativamente mayor al de las comunidades autónomas.
Un agujero, el del 1,7 por ciento, de mucho mayor tamaño al de los últimos años, y ello pese a que la coyuntura económica ha sido la más favorable desde 2007. En concreto, el año pasado se crearon 500.000 nuevos puestos de trabajo y el PIB avanzó el 3,2 por ciento, algo que debía haber ayudado a engordar las finanzas de los fondos de la Seguridad Social. Sin embargo, la bonanza de los datos macro no vino acompañada de un crecimiento de similar intensidad de la recaudación por cotizaciones sociales. Según los últimos datos del Ministerio de Empleo y de la Seguridad Social, esta creció apenas un 1,61 por ciento hasta noviembre respecto al año inmediatamente anterior.
Peor en 2016
Mientras las cotizaciones crecen a mitad de ritmo que la economía, el PIB avanzará a menor intensidad este año. Banco de España y Comisión Europea auguran ahora un 2,7 por ciento, medio punto menos que en 2015, lo que implicaría a su vez un avance inferior al del año pasado en las cotizaciones sociales. El agujero de la Seguridad Social podría ir, por tanto, a más, y acercarse a los dos puntos porcentuales del PIB. Los presupuestos del Sepe, en esta ocasión, parecen ajustados al máximo.
Todo ello cuando el Ejecutivo, en el programa de Estabilidad que remitió a Bruselas en abril del año pasado, estimó que el déficit del sistema se reduciría del 0,6 por ciento precedente al 0,3 por ciento, "algo literalmente imposible si no se aborda cuanto antes la reforma para abonar las pensiones a través de otras fórmulas". Así se lo dicen a elEconomista fuentes cercanas al Ministerio de Hacienda.