Economía

¿Quién ganará la Casa Blanca según el estado de salud de la economía de EEUU?

En medio de la trifulca republicana, donde Donald Trump sigue levantando ampollas, y con la mayor parte de los demócratas respaldando la nominación de Hillary Clinton, todavía es pronto para determinar quien serán los dos candidatos encargados de luchar por la presidencia estadounidense el próximo mes de noviembre. Con el senador republicano de Texas, Ted Cruz, perfilándose como el único postulante a frenar la popularidad de Trump, y el senador de Vermont, Bernie Sanders, no dándose por vencido en su hazaña electoral, las próximas semanas serán decisivas para determinar los devenires políticos a este lado del Atlántico.

De momento, eliminando de la ecuación los nombres propios de los candidatos pero conservando las tendencias de ambos partidos, el estado de la economía estadounidense puede servir de bola de cristal a la hora de determinar si los demócratas o los republicanos lograrán ocupar el Despacho Oval a finales de este año. "En las elecciones presidenciales existen dos factores predominantes entre los votantes", explica el economista jefe de la consultora IHS, Nariman Behravesh.

El primero gira alrededor de la idea de que los estadounidenses "votan con el bolsillo". Si la economía crece a un ritmo adecuado y el paro es bajo, el partido ya en control de la Casa Blanca, en este caso los demócratas, tienen una gran posibilidad de conservar su hegemonía. Por el contrario, si la actividad económica decepciona, los estadounidenses buscarán un cambio. En este sentido, la economía puede verse como una botella medio llena o medio vacía.

La tasa de paro se sitúa en estos momentos en el 4,9%, la mitad de los niveles alcanzados durante el auge de la crisis financiera y la posterior Gran Recesión. Según el indicador de la Reserva Federal de Altlanta, el GDP Now, la economía de EEUU crece en estos momentos a un ritmo del 1,9%. Es cierto que la actividad manufacturera ha permanecido ya cinco meses consecutivos de contracción pero, sin embargo, en regiones como Nueva York o Filadelfia esta tendencia comienza a cambiar.

El segundo factor está en que si un presidente opta a la reelección, como ocurrió con el demócrata Barack Obama en 2012, y la economía acompaña, los votantes suelen respaldar al mandatario en funciones. Un hecho que cuenta con excepciones cuando el contexto económico no acompaña, como ocurrió con Jimmy Carter en 1980.

"Según nuestros cálculos, IHS Global Insight considera que la situación económica brindaría la victoria presidencial a los demócratas pero por un margen mínimo", avisa Behravesh. La ecuación aplicada por esta consultora estima que el partido de Hillary Clinton y Barack Obama lograría tan sólo un 50,9% de los votos, un margen ajustadísimo que podría cambiar su curso en el caso de que el contexto económico empeorase. "La economía puede mejorar o empeorar y esto puede afectar el desenlace final", asegura el economista jefe de IHS. La última vez que el análisis registró un margen tan ajustado fue en el 2000, cuando Al Gore contaba con un 50,3% de los votos según el mismo modelo y acabó perdiendo las elecciones contra George Bush.

Desde la consultora estiman que en el tercer trimestre de 2016, los ingresos per cápita crecerán un 2,2%, 0,6 puntos porcentuales por debajo de la media histórica en el mismo periodo de tiempo durante un año electoral. Aún así, este incremento se notaría más de lo habitual dada la baja inflación que domina el país en estos momentos. Por su parte, la tasa de paro se sitúa 0,9 puntos porcentuales por debajo de la media histórica en un año electoral.

Pese a que la economía juega un papel clave a la hora de elegir al presidente de EEUU, en estos momentos, quiénes serán los nominados, especialmente dentro del partido republicano, es otro factor a tener en cuenta. Del lado demócrata todo parece indicar que Clinton acabará llevándose la nominación de partido pero en el cambo contrario, la posibilidad de que Trump sea el elegido en las primarias ha generado un cisma dentro del propio partido republicano.

En un hipotético caso de que Clinton y Trump sean los encargados de echar un pulso por la presidencia de la primera economía del mundo, la ventaja de la demócrata no es tan amplia como muchos se imaginan. Según la media de los sondeos que realiza el portal RealClear Politics, Clinton aventajaría a Trump en tan sólo 6,3 puntos y se haría con el 47,3% de los votos frente al 41% que atraería el multimillonario empresario inmobiliario. En el caso de que el senador de Texas, Ted Cruz, fuera el elegido de los republicanos, algo que matemáticamente es complicado, Clinton podría perder las elecciones. Cruz aventajaría en 0,8 puntos, un margen mínimo pero suficiente, a la posible candidata demócrata.

WhatsAppFacebookTwitterLinkedinBeloudBluesky