
"Va a estar en un pañuelo". Con esta gráfica expresión definía un destacado miembro de la Ejecutiva de UGT el resultado de la votación para elegir al sucesor de Cándido Méndez al frente de UGT en el 42 Congreso Confederal del sindicato que se inicia mañana.
Un Congreso en el que el relevo de quien ha sido secretario general de la central sindical durante los últimos 22 años será el tema estelar con tres aspirantes para el cargo: el oficialista Miguel Ángel Cilleros, el nacionalista catalán Josep María Alvarez, y el considerado como "candidato rebelde", Gustavo Santana. Sin embargo, y a tenor de los avales obtenidos, todo apunta a que serán los dos primeros quienes se disputen el trono de Méndez.
Pero tan importante o más, de cara al futuro de la organización, es la nueva orientación del Congreso para acercar el sindicato a las pequeñas y medianas empresas y a los trabajadores en la calle, con un objetivo primordial cerrar la sangría de afiliados con la consiguiente pérdida de ingresos por cuotas.
Pérdida de afiliados
Los que maneja la propia Ejecutiva, UGT ha perdido 285.805 afiliados desde el año 2010, para cerrar el año 2015 con una afiliación total de 928.846 personas, mientras que los ingresos por cuotas de sus afiliados han bajado de 15,56 millones de euros en 2013 a 14,25 millones en 2015. El propio secretario general, Cándido Méndez, admitía el pasado viernes, en un desayuno informativo, que "tenemos un 11,5% de afiliados menos que en 2002" y una caída del 3% en la representación sindical. Descenso que atribuyó mayoritariamente a la crisis, por la caída de la actividad y la destrucción de empleo, al tiempo que consideraba "mínima" cualquier relación entre el abandono de la militancia y los escándalos que han enturbiado la imagen del sindicato en los últimos tiempos como el de los ERE en Andalucía o los relacionados con la formación.
Para conseguir este acercamiento del sindicato a las pymes y a la calle, el Congreso va a promover que la representación sindical de UGT en las grandes empresas se encargue también de dar cobertura a las pymes subcontratadas o relacionadas con la actividad de las grandes, para equiparar los servicios prestados a los trabajadores con independencia del tamaño y del poder económico de la empresa en la que prestan sus servicios.
Junto a ello, UGT va a impulsar la creación de unidades sindicales en todos los polígonos industriales de España. Se trata, en palabras de un alto cargo de la central sindical, "de acercar el sindicalismo a los trabajadores".
Nuevo modelo de acción sindical
Un nuevo modelo de acción sindical que se resume en "centralizar mucho por arriba, descentralizando por abajo". Tesis ésta a la que responde la reestructuración del sindicato aprobada en el Comité Confederal de mayo, en el que las seis federaciones sectoriales se redujeron a sólo tres: Servicios Públicos (a la que se fusiona la federación de enseñanza, FETE), Servicios privados (en la que se integraron Transporte y Comercio) e Industria con metal, química, manufacturas, agroalimentación y madera.
De hecho, tanto Cilleros como Álvarez son dos históricos del sindicato. El primero es secretario general de la poderosa Federación de Transporte, que agrupa a los servicios para la movilidad, la hostelería y el consumo, y miembro también de la dirección confederal. Mientras que el segundo lleva 25 años al frente de UGT en Cataluña y está considerado como próximo al nacionalismo, por sus defensas públicas del derecho a decidir.
La pelea por la sucesión
Respecto a la lucha por la sucesión, tanto Cilleros como Álvarez tienen ya los avales necesarios para competir. Al primero le respaldan, además de su federación, la de Servicios, mientras que por el segundo parecen decantarse la federación el Metal, además de las territoriales de Cataluña, Asturias y la Comunidad Valenciana.
Por contra, el canario Gustavo Santana todavía no ha reunido los avales a pesar de que lleva semanas trabajándose el voto por las distintas sectoriales y territoriales y de representar a las nuevas corrientes que demandan una transformación de la organización y de los órganos de dirección del sindicato.
Aunque la actual dirección se ha intentando mantener neutral en el proceso de sucesión, Cándido Méndez no ocultó sus preferencias, al identificar el perfil de su sucesor con el de Cilleros: "Alguien con experiencia en la organización y que tenga entre 45 y 55 años", dijo.
Pero ni los apoyos oficiales ni tampoco el número de avales garantizan la elección del candidato, aunque José María Álvarez se atribuía recientemente una mayoría de respaldos con respecto a Cilleros.
Conviene recordar que para presentarse a la secretaría general cada candidato debe acreditar 150 avales, correspondientes al 25% de los 600 delegados. Pero estos avales no se traducen necesariamente en votos. En el caso de UGT, cada voto es individual por lo que no son extrañas las rupturas de voto, es decir que muchos delegados al final emitan un sufragio distinto al que recomienda su federación sectorial o territorial.
Como recalcaba un destacado miembro de la Ejecutiva "la solución no se sabrá hasta el sábado por la mañana y la balanza se inclinará por sólo un puñado de votos".
Programa de Acción
Por lo que respecta al reto de reformar la política sindical para adecuarla a la nueva realidad social, el Programa de Acción del 42 Congreso de UGT se marca diez grandes objetivos: crear empleo de calidad y recuperar derechos laborales; conseguir una igualdad real en las relaciones laborales; ampliar la protección social y los servicios sociales bajo la premisa de "rescatar a las personas"; fortalecer la negociación colectiva para mejorar los derechos de la clase trabajadora; reforzar el diálogo social y la participación institucional para fortalecer la democracia; reindustrializar España para construir una economía más fuerte; modernizar el sector servicios como palanca de cambio y desarrollo; potenciar los servicios públicos como pieza clave del Estado de Bienestar; lograr un desarrollo global más justo y sostenible; e impulsar la Europa de los derechos, social y solidaria.
En el desarrollo de cada uno de estos objetivos destacan como acciones concretas en materia de creación de empleo y derechos laborales la concertación de la política de empleo con los agentes sociales, potenciar los servicios públicos de empleo y revertir las reformas del Código Penal y la Ley de Seguridad Ciudadana, que se consideran regresivas para los trabajadores.
Importantes son también el impulso a la adopción de medidas preventivas para evitar el desempleo de los mayores de 45 años y la propuesta de restituir las prestaciones para el desempleo.
Como era lógico, por su oposición frontal desde que se promulgara en 2012, entre las propuestas prioritarias del sindicato figurar la derogación de la reforma laboral, medida que se acompaña con la petición una subida del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) hasta equipararlo al 60% del salario medio en España. Coincide el programa de UGT con el pactado entre el PSOE y Ciudadanos al reclamar nuevas fuentes de financiación del sistema público de pensiones, "manteniendo como base las cotizaciones sociales". Fuentes que, aunque no lo dice expresamente, sólo pueden venir vía impuestos, para lo que propone también una reforma fiscal.
En línea con las organizaciones empresariales, UGT va a defender también la aprobación de una ley de participación institucional de los interlocutores sociales, para definir su papel en el conjunto de las instituciones del Estado. El sindicato insiste en cambiar la "fracasada" política de austeridad por otra que conduzca "rápidamente al crecimiento sostenible y al empleo".