
Todo está listo ya para el arranque de Congreso Popular Nacional, donde el gobierno de Pekín y el resto del partido expondrán su hoja de ruta económica para los próximos cinco años. Un plan donde el primer ministro Li Keqiang emulará de forma edulcorada parte de los ajustes que el país enfrentó a finales de los 90, cuando alrededor de entre 20 y 35 millones de ciudadanos perdieron su empleo. Con unas previsiones que evidencian el debilitamiento de la segunda mayor economía del mundo, es importante atajar el problema de las fábricas moribundas que lastra la actividad, en un momento en que se vira a una economía de servicios con menos peso industrial.
Hasta la fecha, el ejecutivo del gigante asiático ha esbozado un programa donde intentará fulminar alrededor de 1,8 millones de empleos en la industria del acero o del carbón hasta 2020. Un hecho que tendrá un efecto social importante, es por ello que Pekín impondría un plan de 100.000 millones de yuanes (alrededor de 15.300 millones de dólares) para garantizar un colchón que cubra compensaciones, reubicaciones y nuevos programas de reinserción laboral, según apuntaba el Wall Street Journal.
En un momento en que la actividad manufacturera encadenaba en febrero su séptimo mes consecutivo en contracción, según la lectura oficial (de acuerdo a la lectura de Caixin, las manufacturas suman ya 12 meses en recesión), el país intenta reducir su capacidad en un esfuerzo por seguir virando hacia una economía basada en los servicios y el consumo interno. Entre los compromisos en ciernes se busca reducir la capacidad de la industria del acero en 150 millones de toneladas en los próximos cinco años, un recorte que muchos consideran no es suficiente si tenemos en cuenta que el superávit actual ronda los 400 millones de toneladas, según los datos de la Asociación China del Hierro y el Acero.
"La estabilización del yuan requerirá acción en otros frentes, principalmente atacar las entidades moribundas", aseguraba Michael Every, director de Mercados Financieros de Rabobank. "Hasta que las entidades sobrecapacitadas y no rentables sea reestructuradas, el crecimiento chino seguirá decepcionando", matizó. Un hecho que ya se deja notar entre las expectativas. "Se espera que durante las reuniones se confirme una reducción del crecimiento desde el 7% hasta un rango que oscilará entre el 6,5% y el 7%", explica Christopher Chu, analista de mercados asiáticos de Unión Bancaire Privée (UBP). Dicho esto, este experto señaló que "no habrá anuncio de ningún estímulo a gran escala".
Básicamente, China respaldará al Banco Popular en su mensaje de estabilidad para su divisa, un hecho que ya se dejó notar en la reunión de los ministros de Economía y Finanzas del Grupo de los 20 del pasado fin de semana en Shanghái. También se espera algún tipo de incentivo para atraer capital extranjero.