Economía

Bruselas da un portazo a la flexibilidad con el déficit que pide España

  • Insiste en que el nuevo Ejecutivo deberá ceñirse al déficit pactado

Con un panorama sumamente agitado en el frente geopolítico y económico, la UE está intentando hacer todos los esfuerzos necesarios para que no prenda en su territorio la chispa de la inestabilidad financiera de los últimos días. Y el foco más peligroso puede llegar precisamente por la renovada petición de los países del sur de aflojar el corsé de la disciplina fiscal, y que sobre todo lideran España e Italia. El déficit se desviará siete décimas si España crece al 2% y no al 3% este año, según De Guindos.

Si la respuesta de la primera embestida a favor de más margen fiscal hace un par de años fue la interpretación más flexible del pacto de estabilidad, en esta ocasión la petición de España se encuentra de momento con un portazo.

"Cuando tienes volatilidad en los mercados necesitas una mano firme, y eso significa atenerse a lo que se ha acordado y cumplir con nuestras obligaciones", dijo el presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, al ser preguntado por la posibilidad de dar margen a España. "Draghi ha dicho que el pacto de estabilidad es un ancla de confianza y tiene razón, así que necesitamos tomarnos sus palabras muy en serio", añadió tras el Eurogrupo.

El también ministro holandés señaló que la Comisión ha sido "bastante clara" al señalar que nuestro país necesita "más medidas" para volver a encarrilar el ajuste fiscal, lo que tendrá que ser cumplido por el nuevo Ejecutivo que se pacte en Madrid.

A su lado durante la misma rueda de prensa, el comisario de Asuntos Económicos, Pierre Moscovici, descartó que un país que se encuentra en el brazo corrector del Pacto de Estabilidad pueda solicitar más flexibilidad, por lo que el Gobierno español debe "respetar" la recomendación dada por la Comisión.

Según las indicaciones que dio el pasado otoño Bruselas, España deberá hacer más esfuerzos estructurales para cumplir con el objetivo del déficit del 2,8% del PIB este año, lo que supone un esfuerzo adicional de más de 8.000 millones de euros, y un ajuste total de 20.000 millones.

Un año de más flexibilidad

La interpretación de las reglas fiscales que introdujo hace un año la nueva Comisión permite más flexibilidad al sanear las cuentas en caso de presentar reformas estructurales o paquetes de inversión para aquellos países que no están bajo un procedimiento de déficit excesivo. Incluso la Comisión ha abierto la mano en meses recientes para los países que están realizando esfuerzos puntuales al lidiar con la crisis de los refugiados o la amenaza terrorista.

Aunque ayer Moscovici no lo dijo, la nueva interpretación también permite dar más flexibilidad a un país en el brazo corrector del pacto, como España, en caso de que anuncie un plan detallado de reformas. Sin embargo, los estados miembros arrastrados por Alemania negaron esta posibilidad en su propia interpretación de las reglas fiscales el pasado mes de diciembre.

Italia y España, tercera y cuarta economía de la eurozona, plantarán batalla en la primavera, justo en vísperas de que la masiva llegada de refugiados y el referéndum de permanencia del Reino Unido lleguen a sus picos de intensidad.

Ante un panorama tan complicado a medio plazo, y con los riesgos y la volatilidad de la economía mundial al alza, la maquinaria europea está mostrando que los avisos serios no se corresponden con los hechos. La Comisión aceptó el presupuesto que envió la coalición de izquierdas que gobierna en Portugal el pasado viernes, a pesar de que Lisboa realizó sólo los esfuerzos mínimos para que su proyecto de cuentas públicas no fuera enviado de vuelta por Bruselas.

Dado el riesgo serio de no cumplir con lo acordado, Dijsselbloem valoró el compromiso del Gobierno luso de presentar nuevas medidas por adelantado para aplicar en caso de que se aprecien desvíos respecto a la senda del ajuste que en su momento fue marcado.

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