La actual situación de vacío de poder en España, sumada a la incertidumbre económica a escala global y a la inestabilidad de los mercados financieros, suponen un riesgo evidente para nuestro PIB, que podría avanzar este año por debajo del 2,8% previsto inicialmente. La advertencia la hizo ayer el gobernador del Banco de España, Luis María Linde, durante su comparecencia en el Official Monetary and Financial Institutions Forum, en Londres.
En esa intervención, a la que tuvo acceso Reuters, Linde también lanzó un claro mensaje al futuro Gobierno, al incidir en que nuestro país debe atenerse a los objetivos de déficit fijados por Bruselas. "Se da por hecho que cualquier nuevo gobierno respetará los compromisos con la Unión Europea y los plazos sobre disciplina fiscal de la UE", aseguró solo un día después de que el PSOE presentase su programa de Gobierno.
En ese documento, los socialistas se comprometen a solicitar a la Comisión Europea un año más de plazo -hasta 2017- para que España coloque el agujero de las cuentas públicas por debajo del 3%. La senda de reducción del déficit fijada por nuestros socios establece un tope del 2,8% en 2016. La semana pasada, las autoridades comunitarias ya habían recordado a nuestro país que todavía tiene por delante un ajuste fiscal de 8.000 millones de euros este año. De hecho, Bruselas alertó de que incumpliríamos el límite establecido a causa, principalmente, del aumento del gasto público.
Hasta la fecha, las perspectivas más optimistas sobre la marcha de nuestra economía siguen siendo las elaboradas por el Gobierno en funciones. El Ministerio de Economía calcula que nuestra riqueza avanzará al 3% en 2016.
La previsión oficial no cambia
De hecho, el propio Luis de Guindos incidió ayer en que el PIB puede crecer por encima del 0,8% en este primer trimestre y que, salvo "debacle", será capaz de hacerlo en el entorno del 3% en el conjunto del ejercicio.
El ministro en funciones descartó, al mismo tiempo, que los indicadores reales estén reflejando un impacto de la incertidumbre política. Con todo, reconoció que otro tipo de hitos, como los que miden el sentimiento económico (la confianza de los consumidores) sí pueden haberse visto afectados. De hecho y desde su punto de vista, lo fundamental es, ahora, que no se reviertan las reformas económicas ya aprobada.
Los organismos internacionales son menos optimistas que el Ejecutivo de Mariano Rajoy sobre el devenir español. La Comisión Europea, la última en actualizar sus estimaciones, da para nuestro país un crecimiento del 2,8% este año. Mientras, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) reduce ese cálculo al 2,7%, es decir, dos décimas más del 2,5% que nos da el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Los economistas coinciden en que la rebaja del precio del petróleo o la política monetaria del Banco Central Europeo (BCE), que han actuando como vientos de cola, pueden contrarrestar en parte los efectos negativos de la situación política. Sin embargo y como recordaba el propio Linde, España afronta esta coyuntura, en medio de la creciente inestabilidad a nivel global y del recrudecimiento de las tensiones financieras, a las que le resultará imposible mantenerse ajena.