Economía

La reforma de las pensiones retrasa el acuerdo entre Atenas y los acreedores

Sin importantes avances concluyó la semana de negociaciones entre Grecia y los representantes de los prestamistas en Atenas. El deseo del Gobierno era cerrar lo más pronto posible todos los puntos abiertos en las conversaciones, para poder abrir la discusión de la deuda griega, que es el mayor objetivo a medio y largo plazo de Alexis Tsipras. Sin embargo, la posibilidad de una pronta negociación se aleja, dado que durante el desarrollo de la negociación de la semana pasada surgieron varios desacuerdos.

Aunque no se planteó oficialmente, la Comisión Europea (una de las cuatro patas del Cuarteto, junto con el FMI, el BCE y el MEDE) exige que haya "medidas adicionales para el año 2016", más allá de las que ya han sido aprobadas por el Parlamento para el bienio 2017-2018.

Un punto clave que explica el bloqueo de las negociaciones en Atenas es el asunto de la reforma del sistema de seguros y de pensiones. El ministro de Empleo griego, Yorgos Katrúgkalos, declaró dos veces a lo largo de la semana pasada que los prestamistas "no han pedido abiertamente recortar pensiones".

No obstante, sí han insistido indirectamente en recortarlas, dado que por un lado piden ahorrar 1.800 millones de euros de las pensiones, y por otro lado rechazan subir las cotizaciones que propone el Gobierno (que cuenta con el apoyo de las federaciones de empleadores), indicándole así a Tsipras que hay que seguir otra dirección.

Más negociaciones el 15 de febrero

Después de la finalización de la última reunión entre los ministros de Finanzas y Economía griegos, Euclides Tsakalotos y Yorgos Stathakis, y los delegados de las instituciones del Cuarteto, los últimos partieron de la capital griega. La negociación continuará en un nivel técnico y los delegados volverán a Atenas el 15 de febrero, según el plan actual, para la ronda final de las negociaciones.

El Gobierno, por su parte, insta a cerrar el asunto de la evaluación del plan actual por el Cuarteto en breve, para que se inicie el debate sobre el deterioro de la deuda griega. La misma directora del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde, ha vinculado también los dos asuntos, declarando que si no se cierra el tema de la reforma del sistema de seguros (para que el sistema se convierta en viable), no se puede proceder a la discusión sobre la deuda.

El asunto de la exitosa reforma del sistema de pensiones afecta directamente a la sostenibilidad de la deuda griega, y por lo tanto también la reestructuración de la deuda, de cuyo valor los prestamistas europeos y el FMI de momento no están de acuerdo. Cuanto más profunda sea la reforma, más se podrían mejorar las previsiones de la deuda, dado que un sistema de pensiones viable no produciría nuevos déficits que deberían ser cubiertos por el presupuesto estatal.

De este modo, Alexis Tsipras espera que los costes de la reestructuración de la deuda del país serán compartidos entre Grecia y los europeos y también con el Fondo Monetario Internacional que aprobará participar en el programa griego. Hay que recordar que el FMI ha dejado claro en varias ocasiones el hecho de que única opción para participar en el nuevo programa griego es que la deuda sea sostenible; en la actualidad, según las propias declaraciones del FMI, la deuda es claramente no lo es.

Sistema de tributación

Otro asunto clave del desacuerdo entre Atenas y los delegados del Cuarteto de los prestamistas es la reforma del sistema de tributación. El Fondo Monetario Internacional no está de acuerdo con la iniciativa griega de la imposición de una tasa máxima del 50 por ciento para rentas superiores de 50.000 o 60.000 euros.

La opinión del FMI es que una medida semejante, en vez de aliviar los ingresos fiscales, en realidad alimentaría la evasión de impuestos. El Gobierno griego intenta centrarse en una tributación más alta de las rentas más altas, sin embargo, si sus propuestas al respecto no consiguen la luz verde de los prestamistas, deberá trasladar la presión a las rentas bastante más bajas, tal vez en virtud de los 30.000 euros anuales.

En nivel político, el primer ministro griego, Alexis Tsipras, puso sobre la mesa la cuestión de la demora que se observa en la realización de la evaluación del programa griego, durante la reunión que tuvo con la canciller alemana, Angela Merkel, en Londres.

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