Economía

República Checa da lecciones de economía a sus vecinos europeos

  • Lo que cuenta es el trato a los inversores, no la política
El Banco Nacional de República Checa, en Praga. BLOOMBERG

La República Checa ha consolidado su posición como principal destino de los capitales conforme sus vecinos más grandes, Polonia y Hungría, consolidan el control político y asustan a los inversores. La confianza del mercado en este pequeño estado es tan alta que sólo cuatro países del mundo consiguen financiarse más barato a 10 años: Japón, Suiza, Alemania y Países Bajos.

Y es que, desde que accediese a la Unión Europea hace ya 10 años, el tamaño de su economía se ha duplicado, el desempleo ha caído hasta ser el más bajo del bloque, y su moneda -la corona checa- se ha disparado cerca del 20% sobre el euro.

"Los políticos checos han respetado y dado la bienvenida a los capitales extranjeros de una forma que no ha ocurrido en ninguna otra región", afirma Petter Attard Montalto, economista en Nomura, que añade que "hay un nivel de confianza fundamental de los inversores en las instituciones checas y en su ordenamiento jurídico".

En el tercer trimestre del año pasado, el rebote de su economía se aceleró al 4,7%, el tercer ritmo más rápido de la Unión. Y ese crecimiento, combinado con un déficit presupestario que cada vez es más estrecho, está atrayendo a más y más capital.

Entre enero y noviembre, el volumen de bonos en manos extranjeras creció un 36%, frente al 5% de Polonia, y a una caída del 21% en Hungría.

Cuando se tiene en cuenta la convulsa vida política de República Checa, donde nada menos que 13 gobiernos diferentes se han sucedido en los 23 años desde la división de Checoslovaquia, donde los comunistas ocupan el tercer puesto en número de votos y donde el presidente se atreve a bromear diciendo que podría resolver sus diferencias con el primer ministro (magnate industrial y de los medios de comunicación) "usando un Kalashnikov", el atractivo para los capitales extranjeros podría no estar claro.

Según Dimitri Barinov, no hay ninguna paradoja, puesto que lo que cuenta es la política macroeconómica a medio plazo, y no quién ocupa el asiento del poder. "Comparada con Polonia o Hungría, la economía checa y las previsiones de crecimiento están más ligadas a Alemania", afirma el gestor de la alemana Union Investment Privatfonds, que añade: "los inversores tratan a República Checa como a un país desarrollado, más que como a un mercado emergente. Bueno, estable, y en cierto modo aburrido".

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