
Jean Tirole fue el premio Nobel de Economía en el año 2014, por sus análisis del poder de los mercados y su regulación. Mientras que Frédéric Mazzella es el fundador y CEO de BlaBlaCar, la popular aplicación para compartir coche.
¿Un premio Nobel y un empresario piensan que la economía está viviendo una transformación digna de las anteriores revoluciones industriales o somos víctimas de un efecto arrastre?
Jean Tirole: Aunque toda revolución tecnológica es objeto de un despliegue mediático y unas reivindicaciones desproporcionadas, la revolución digital no es un efecto arrastre. Ya ha modificado el comercio, las finanzas, los medios, el transporte y la hostelería. Mañana trastornará los seguros, la sanidad, la energía, la educación?
Frédéric Mazzella: Asistimos a una gran transformación económica y a un profundo cambio social con el auge de lo digital: es el nacimiento de las plataformas globales de intercambio. El elemento desencadenante es la formación de redes de individuos a una escala inédita. Las plataformas se basan en tres tecnologías complementarias: las bases de datos, los motores de búsqueda y la conectividad. La combinación de las tres libera a los intercambios entre particulares de los obstáculos operativos históricos (información imperfecta, coste, distancia geográfica, etc.) y permite el surgimiento de la economía del intercambio, que no es otra cosa que la optimización de unos recursos privados hasta entonces infrautilizados. Hablamos de bienes físicos, por lo que cada vez se va a privilegiar más el uso de la propiedad.
¿Cambiará nuestra forma de vida?
J. T: El poder de compra global crecerá notablemente. Por el contrario, la digitalización de la economía podría agravar las desigualdades, tanto dentro como entre países. Los emergentes verán cómo se cuestiona el modelo que les ha sido tan útil para salir de la pobreza por culpa de los robots y la inteligencia artificial. En los países desarrollados, los innovadores captan una parte creciente del valor añadido en detrimento del trabajo y el capital. Ningún empleo está seguro; después de los puestos de trabajo codificables y por ello fácilmente reemplazables por las máquinas, las profesiones históricamente estables, como las de médico o profesor, se verán amenazadas también.
¿Cuáles son las principales ventajas de los cambios futuros?
J. T: La digitalización también tendrá consecuencias favorables para la igualdad porque, gracias a las economías de escala, la educación y la medicina de alto nivel podrán dispensarse en masa, y esperamos que se acabe la inquietud sobre los límites de nuestro modelo social, que se ha vuelto demasiado caro.
F. M: Conviene observar los mecanismos económicos virtuosos de estos nuevos modelos. La creación de redes entre individuos permite que cada cual amplíe sus posibilidades de intercambios hasta el infinito. Nuestros activos privados, infrautilizados, constituyen una nueva oferta con un coste marginal muy bajo o incluso nulo, disponible en grandes cantidades. Frente ello, la demanda, que tenía una necesidad de talento insatisfecha, se constituye y organiza. El resultado es que disponemos de una oferta enriquecida, más diversa y asequible, y lo que es formidable, sin producir más en proporción.
¿Todos los sectores se han uberizado o hay algunos que permanecerán al margen?
J. T: ¿Vamos hacia una generalización del estatuto del trabajador independiente y la desaparición de la relación salarial, como predicen muchos observadores? No lo sé, pero apostaría más bien por un desplazamiento progresivo hacia el trabajo independiente y en ningún caso la desaparición del asalariado. Crece el trabajo independiente porque las nuevas tecnologías facilitan la puesta en contacto entre los trabajadores independientes y sus clientes. Lo más importante es el hecho de que generan y ponen a la disposición a bajo coste sus reputaciones individuales (el cliente conoce la fiabilidad del conductor de Uber pero sólo conoce la marca Sony y no al trabajador que ha fabricado el televisor). Hay buenas razones por las que el asalariado se ha desarrollado. Puede hacer falta una inversión demasiado alta para que un trabajador o incluso un grupo de trabajadores puedan hacerlo. El desmenuzamiento de las tareas entre varios empresarios puede ser indeseable por varias razones. En resumen, la relación salarial no va a desaparecer pero se puede apostar a que su importancia disminuirá en un futuro próximo.
F. M: El concepto de la uberización es bastante fluido, es una palabra con muchas connotaciones hoy en día, es vector de muchas amalgamas e interpretaciones diversas. Si la cuestión es saber si lo digital va a esparcirse por todos los sectores, no veo cómo la respuesta puede ser negativa. Si hay que utilizar una analogía, prefiero hablar de "plataformización", y sí, todos los sectores van a "plataformizarse" en mayor o menor medida.
Muchos comentaristas opinan que, al contrario que las revoluciones industriales pasadas, esta será particularmente destructiva en materia de empleo. ¿Están de acuerdo?
J. T: Hay que distinguir entre el corto y el medio plazo. A corto plazo, toda evolución tecnológica destruye empleo, y esta lo hará especialmente, pero se creerán empleos distintos. A largo plazo, la pregunta correcta no es si seguirá habiendo empleo. Desde hace siglos, la historia desmiente continuamente todos los pronósticos sobre la desaparición del empleo. La verdadera cuestión es si habrá suficientes empleos con salarios que la sociedad considere apropiados.
F. M: La historia rebosa de ejemplos de destrucciones creadoras. Creo que, de nuevo, vamos a asistir a una "disrupción creadora" de bienestar económico. Oímos hablar de la amenaza del empleo pero no vemos que la creación de empleo llegará en masa en una segunda fase. También hace falta que el sistema educativo y de formación profesional se adapte en consecuencia y eso no puede lograrse en un día. Puede parecer paradójico pero en BlaBlaCar tenemos puestos que no conseguimos cubrir, de oficios nuevos que no existían hace sólo cinco años.