Ni siquiera el Partido Popular, en el Gobierno, cumpliría el objetivo del 2,8% con su rebaja fiscal. Ciudadanos fía el objetivo a la lucha antifraude, y PSOE y Podemos reclamarán margen a la UE.
Llegan las elecciones y los partidos políticos sacan la chequera de las promesas. Es lo que está sucediendo, una vez más, durante la campaña electoral para las generales del 20 de diciembre. Las cuatro grandes formaciones políticas del país parecen haber olvidado el compromiso de déficit fijado por Bruselas para 2016, del 2,8 por ciento del PIB, y se han lanzado a anunciar medidas de gasto y rebajas fiscales que, de aprobarse, complicarían las relaciones entre España y la UE.
Porque la reducción del déficit implicará, suponiendo que se ajuste a lo comprometido este año, una bajada del gasto de al menos 16.000 millones. Pero es que además todo apunta a que el 4,2 por ciento pactado con Bruselas no se va a cumplir, con un desvío que se situará entre el 4,5 y el 5 por ciento. Eso implicará recortes adicionales de entre 3.000 y 8.000 millones, por lo que el ajuste global, como mínimo, deberá ser de dos puntos del PIB.
Ni siquiera el partido en el Gobierno, el PP, ofrece pruebas de compromiso con la cifra, más allá de los machacones ?cumpliremos? con los que el titular de Hacienda, Cristóbal Montoro, y el de Economía, Luis de Guindos, responden a las preguntas de los periodistas. La rebaja fiscal anunciada por el presidente Mariano Rajoy, por la cual se comprometió a reducir los tipos mínimo y máximo del IRPF en dos puntos, es una buena muestra de ello. Su efecto, sumado al que todavía tendrá sobre las arcas públicas la rebaja que entró en vigor el pasado mes de julio, superará los 6.500 millones de euros.
Y hay más. El anuncio de bajada de cotizaciones, las ayudas de 2.000 euros a madres sin apoyo, o las bonificaciones a la contratación indefinida no han sido aún cuantificadas y tendrán un impacto directo sobre las finanzas públicas. Pese a que los populares parecen los más prudentes en sus promesas, lo cierto es que no han acompañado esos compromisos con un plan de ajuste que contrarreste sus efectos. El objetivo del 2,8 por ciento está, cuanto menos, en entredicho.
Promesas multimillonarias
Los tres partidos que conforman alternativa de Gobierno no se han quedado cortos en promesas. PSOE, Ciudadanos y Podemos ya han anunciado que negociarán con la UE un ritmo de reducción del déficit más gradual. Algo en lo que pocos auguran éxito después del órdago del primer ministro griego, Alexis Tsipras, el pasado verano.
La propuesta estrella del PSOE, la renta mínima vital, tendría un coste para el erario público de 6.000 millones de euros y afectaría a casi 2 millones de familias. Pero hay muchas más promesas de incremento del gasto: el aumento progresivo del Salario Mínimo Interprofesional, la rebaja del IVA de la cultura al 10 por ciento, o el aumento de la prestación a desempleados mayores de 45 años tendrán dificultades para ser sufragadas únicamente con lo que se recaude por la mayor presión fiscal a las sicav.
Ciudadanos es el partido que más ha cuantificado sus medidas, como el complemento salarial de 7.800 millones o la rebaja del IRPF generalizada con un coste de 2.100 millones. Sin embargo, la formación que preside Albert Rivera fía muchas de sus medidas a una mayor recaudación en Sociedades y a los 20.000 millones extra que asegura poder recaudar en la lucha contra el fraude, cantidad que está por ver.
Por último, es Podemos quien se lleva la guinda del gasto. Sólo la renta básica universal, por valor de 15.000 millones, y el revertimiento de los recortes en sanidad y educación, por valor de más de 10.000, dispararían el déficit de nuevo a límites insostenibles. Su líder, Pablo Iglesias, confía en su fuerza negociadora para poder retrasar la reducción por debajo del 3 por ciento al año 2019. Un plazo al que el Eurogrupo o la Comisión Europea tendrán difícil decir que sí.
