
Los programas políticos de los partidos recuperan protagonismo y relevancia en una campaña electoral marcada por el empoderamiento político de la ciudadanía y la aparición de nuevas formaciones. La próxima cita con las urnas altera el tradicional escenario y multiplica las opciones de voto. Quizá por ello los partidos se esfuerzan más que nunca por explicar sus propuestas, concientes de dirigirse a una ciudadanía más informada que nunca.
Los planteamientos en materia de fiscalidad, empleo, autónomos y pymes, lucha contra la corrupción, sanidad y educación o la refoma de la Constitución serán protagonistas de la campaña electoral que comenzó ayer. Tras el 20-D, si se cumplen los pronósticos de los sondeos, las formaciones se verán obligadas a negociar ante la previsible ausencia de mayorías absolutas.
En materia fiscal, todos los partidos apuestan por la lucha contra la evasión y el fraude. Pero mientras PP y Ciudadanos fían sus promesas a rebajas de impuestos, desde el PSOE y Podemos se decantan por incrementar la presión fiscal a los que más ganan y a las grandes empresas.
El modelo laboral y la modificación o no de la contratación también presenta importantes diferencias. Mientras el PSOE aboga por derogar la reforma laboral del actual Ejecutivo, el partido de Albert Rivera apuesta por implantar un contrato único con indemnización progresiva.
Obligados consensos
Otro de los acuerdos -forzados o no-girará en torno a la reforma de la Constitución que reclaman PSOE, Ciudadanos y Podemos. Incluso el PP, contrario en principio a introducir cambios en la Carta Magna, ha abierto la puerta en las últimas semanas a consensuar ciertas reformas constitucionales.
Otra cuestión para el debate será, sin duda, Cataluña y su desafío soberanista. De los cuatro principales partidos, sólo Podemos es partidario de un referéndum que decida sobre la independencia de la región. El PSOE, por su parte, apuesta por un modelo de Estado federal que reconozca las singularidades de la autonomía catalana. Una línea cercana a la de C?s, que quiere consolidar el Estado autonómico, mientras los populares se enrocan en mantener el pulso al independentismo bajo la premisa de la unidad de España.
La estabilidad presupuestaria, la sostenibilidad del sistema de pensiones y la reducción de la elevada deuda pública en España se suman a los grandes retos de la próxima legislatura.