
Nouriel Roubini, profesor de Economía en la Universidad de Nueva York y conocido por anticipar la última crisis económica, cree que el auge del populismo en Europa se ha confirmado con la victoria del partido Justicia y Libertad en Polonia. Roubini cree que estos partidos, entre los que incluye a Podemos o Syriza, se caracterizan por su aversión a la libertad económica y a los mercados. Si su auge prosigue se "pueden desatar consecuencias impredecibles".
En un artículo publicado en Project Syndicate, Roubini explica que los partidos nacionalistas que se han alzado con la vitoria en Polonia, Hungría o Rusia son el resultado del estancamiento de la actividad económica. El desempleo o el estancamiento de los salarios son el principal alimento de las ideas que promueven estos políticos, muchos de ellos nacionalistas y de derechas, como Le Pen en Francia o Viktor Orban en Hungría.
Estos gobiernos "se oponen al comercio libre, a la globalización, la inmigración y la inversión extranjera directa, mientras que se muestran a favor del empleo nacional y, particularmente, de las empresas dirigidas por el Estado o de empresas privadas cercanas a los gobernantes... Este tipo de fuerzas no gobiernan en Europa de forma mayoritaria, pero están comenzando a ganar popularidad", explica el profesor de Economía.
Anti-capitalistas
"Muchos de estos partidos tienden a ser muy conservadores en lo social. Sin embargo, sus políticas económicas (anti-mercado, miedo al capitalismo y la globalización porque puede erosionar la soberanía del país) tiene muchos elementos en común con los partidos populistas de izquierdas, como es Syriza en Grecia, Podemos en España o el Movimiento Cinco Estrellas en Italia. Al igual que muchos de los simpatizantes de los partidos radicales de izquierda en la década de 1930 terminaron apoyando a la derecha, hoy las ideologías económicas de estos partidos también convergen en muchos sentidos", sean de ultra-derecha o radicales de izquierdas.
Roubini señala que "en la década de 1930, el estancamiento económico y la depresión supusieron el auge de Hitler en Alemania, Mussolini en Italia y Franco en España. Hoy, la marca de los líderes anti-liberales en Europa no es tan violenta como sus predecesores de 1930, pero su corporativismo económico y su estilo autocrático son muy similares", asegura el economista estadounidense.
"El resurgimiento del nacionalismo, del populismo nativista no es sorprendente: el estancamiento económico, el elevado desempleo, el aumento de la desigualdad y la pobreza, la falta de oportunidades, y los temores acerca de los inmigrantes y las minorías, porque pueden 'robar' trabajo han dado gran impulso a estas fuerzas", espeta el célebre economista.
"La reacción contra la globalización, contra el libre movimiento de bienes, servicios, capital, fuerza laboral y tecnología que viene con ellos; ha emergido ahora en muchos países bajo grupos demagogos y anti-liberales". La desesperación de la ciudadanía por el mal estado de la economía alimenta el apoyo de estas fuerzas radicales.
Para culminar, Roubini sentencia que "el auge de estas fuerzas anti-liberales hace más importante, si cabe, la unión de la Eurozona. El objetivo debe ser implementar políticas que estimulen la demanda agregada, que creen empleo y reduzcan la desigualdad de ingresos y de la riqueza, dando a su vez una oportunidad a los más jóvenes e integrando a los refugiados y emigrantes que llegan".