Cada vez más personas en edad de jubilación se ven obligadas a buscarse un minijob en Alemania. El minijob es un tipo de trabajo a tiempo parcial muy extendido en el país que garantiza un sueldo de no más de 450 euros mensuales. Las pensiones estatales en muchos casos no son suficientes para garantizar una vida digna, y en los últimos diez años el número de ancianos que trabaja para escapar de la precariedad se ha duplicado y ha situado la Altersarmut (pobreza en la vejez) entre una de las principales preocupaciones de la población.
Mientras en 2003 unos 530.000 alemanes mayores de 65 años tenía un contrato de minijob para completar sus ingresos, en marzo de este año (últimos datos disponibles) la cifra alcanzó las 904.000 personas, según las cifras de la Agencia Federal de Empleo. Y dentro de este colectivo, las más afectadas por la pobreza en la vejez son las mujeres. Muchas de ellas han tenido que interrumpir su carrera profesional para dedicarse al cuidado de los niños o familiares y a la hora de jubilarse se ven afectadas por una reducción considerable en sus ingresos.
"La gran mayoría de las personas mayores no trabajan por afición, sino por una emergencia financiera" comenta la diputada de Die Linke, Sabine Zimmermann. En su opinión, el Gobierno debe elevar las pensiones para evitar la tendencia al aumento de personas de la tercera edad que trabajan para salir de la pobrezaS egún un estudio de la Fundación Bertelsmann, el número de alemanes pensionistas que se encuentran en riesgo de pobreza o, en otras palabras, que viven con menos del 60% del ingreso medio de los hogares, aumentó del 10,4% en 2006 al 14,3% en 2013, y la proporción sigue creciendo, especialmente en las regiones del Este de Alemania, menos pobladas y con una renta media más baja.
De acuerdo con las estadísticas, en el conjunto del país se tienen 1,3 hijos de media por familia, una tasa de natalidad insuficiente para garantizar el relevo generacional, que requeriría que cada mujer tuviese al menos 2,1 hijos. Pero la tendencia es el decrecimiento, y se estima que en 2050 pueden llegar a nacer la mitad de niños de los que nacen ahora. Para entonces, la población activa puede descender hasta un 36%. La Fundación Bertelsmann calcula que de los cerca de 45 millones de ciudadanos en edad de trabajar actuales se podría llegar a pasar a 29 millones.
Este cambio en la pirámide de población pone todavía más en riesgo el sistema de pensiones germano, que con menos trabajadores y una mayor proporción de jubilados va a ser difícil de sufragar. El Gobierno se enfrenta al reto de atraer e integrar a inmigrantes para luchar contra el envejecimiento del país. La locomotora de Europa "se convertirá, sin inmigración, en un tren fantasma", pronostica el columnista del Spiegel, Jakob Augstein.