
Bangkok, 6 oct (EFE).- La economía de Tailandia, la segunda mayor del Sudeste Asiático y la que menos creció en la región en 2014, no da señales de recuperarse, pese a las nuevas medidas promovidas por el gobierno, reconoció a Efe el exministro de Finanzas, Tirachai Phuvanatnaranubala.
El Banco de Tailandia rebajó a finales de septiembre la previsión de crecimiento para 2015 del 3 al 2,7 por ciento, casi la mitad de lo que preveía hace un año, y recortó la de 2016 del 4,1 al 3,7 por ciento.
Esta revisión a la baja ahonda las dudas sobre la capacidad de recuperación de la economía del país que el año pasado creció un 0,9 por ciento, su peor resultado desde las inundaciones de 2011 que paralizó durante meses la industria de la región central.
El banco central atribuye su pronóstico a la caída de las exportaciones -que calcula serán de un 5 por ciento este año-, un sector que representa más de un 70 por ciento del PIB tailandés y que se ve afectado por el deterioro de la economía global y la desaceleración de China.
"El cuadro internacional está empeorando. China seguirá con dificultades y necesitará 2 o 3 años más para recuperarse (...) Y mientras China no se recupere Tailandia no puede esperar recuperarse rápidamente", dijo Tirachai.
Tirachai, ministro durante el primer año en el gabinete de Yingluck Shinawtra, cuyo gobierno estuvo en el poder desde 2011 hasta que fue depuesto por el Ejército en mayo de 2014, exculpa a los militares por el comportamiento de la economía.
"Se encontraron con poca capacidad de actuar fiscalmente, porque podrían llevar la deuda pública a un nivel peligroso, heredaron una deuda doméstica que había crecido substancialmente y han tenido mala suerte con el contexto internacional", indicó.
El también ex secretario general de la bolsa de Tailandia entre 2003 y 2011 cree que el principal error para la economía que la junta militar cometió tras tomar el poder fue mantener la moneda local, el bat, demasiado fuerte.
"No vieron que todo el mundo devaluaba frente al dólar. Lo hacían otros emergentes y el euro. Tardaron casi un año. Esto fue un error que nos hizo daño", dijo Tirachai sobre el bat, que desde mayo se ha depreciado más de un 10 por ciento.
Ante estas previsiones el gobierno nombró en agosto un nuevo ministro de Finanzas, Somkid Jatusripitak, que ha impulsado un paquete de medidas para estimular la economía basado en transferencias de dinero hacia zonas rurales.
Somkid fue el ministro responsable de las medidas populistas que promovió el exprimer ministro Thaksin Shinawatra, cuyas plataformas políticas han ganado todas las elecciones desde 2001, pero han sido apartadas del poder por el Ejército o por decisiones judiciales.
La denuncia de estas políticas populistas alentó las protestas antigubernamentales que llevaron a la caída de Yingluck, hermana de Thaksin, procesada ahora por presunta negligencia en la gestión de un programa de subsidios al arroz.
Los militares ejecutaron los pagos a los agricultores pocos días después de tomar el poder, una decisión que Tirachai considera correcta al contrario de las medidas que propone ahora el ejecutivo para dotar con más dinero a las administraciones locales.
Uno de los planes prevé dotar cada uno de los 80.000 subdistritos del país con 5 millones de bat (unos 140.000 dólares) que se gastarán según se decida localmente.
"En lugar de dar dinero a los agricultores, los alientan a contraer más deuda. Es el peor momento porque la deuda doméstica ya no puede asumirlo", asegura Tirachai, que alerta además de una complicación añadida de origen meteorológico.
"El año que viene será especialmente difícil debido a la sequía que será muy severa. Estamos teniendo un El Niño muy potente", dice el exministro que aboga por medidas a más largo plazo para mejorar la autogestión de los agricultores.
Tailandia sufre una de las peores sequías en años y las autoridades llamaron a los agricultores a no plantar para una segunda cosecha de arroz, lo que muchos de ellos han desobedecido porque dependen de estos ingresos para afrontar sus deudas.
Tirachai, que dejó el gabinete de Yingluck por discrepar de su política económica, admite que ese gobierno tuvo éxito en estimular la economía y propiciar un crecimiento robusto pese a lograrlo a costa de la deuda pública y doméstica.
Con los militares al mando del país, el exministro advierte que estos podrán seguir justificando su permanencia en el poder sólo si satisfacen las expectativas sobre reformas contra la corrupción y mejorar la eficiencia de la administración, y si la economía mejora.
"Sobre este segundo punto, dudo mucho que lo consigan", concluye.
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