
Hace años, tener un puesto en el sector educativo era sinónimo de suerte: más vacaciones pagadas que otros y una estabilidad envidiada por quienes trabajaban en el turismo o el comercio. Pero la historia ha cambiado y ahora los profesores tienen un empleo menos estable que otros muchos.
Los datos del Ministerio de Empleo dicen que un 24% de los trabajadores de la educación pierde su puesto de trabajo cuando llegan las vacaciones de verano. En concreto, en mayo, el mes del año en el que más profesores había cotizando se alcanzó la cifra de 792.618 personas. En agosto, apenas tres meses más tarde, los puestos de trabajo en el sector ascendían a sólo 601.321 personas.
Es decir, en menos de tres meses había 191.297 trabajadores del sector educativo que habían perdido su empleo con la llegada de las vacaciones. De momento, en septiembre, sólo lo habían recuperado 63.000. Habrá que esperar a los datos de octubre para ver si se vuelve al volumen de profesores del año pasado.
¿Y antes de la crisis?
En cualquier caso, la cifra de empleos perdidos en verano en histórica. En 2014, fueron 174.539 profesores los que se quedaron sin trabajo en las vacaciones estivales, mientras que en 2012 y 2013, la cifra rondó las 156.000 personas, también una cifra menor a la de este año.
Pero la comparación es aún más llamativa si se miran los números anteriores a la crisis. En el verano de 2008, sólo 111.689 maestros dejaron de ser cotizantes en verano.
A esta precarización de la educación contribuyen muchos factores, entre ellos, la escasez de convocatorias para centros públicos por parte de las comunidades autónomas. Al estar la tasa de reposición limitada, muchas autonomías han optado por cubrir las vacantes con interinos, que no siempre tienen derecho a seguir cotizando durante el verano y, por tanto, a cobrar las vacaciones.