
El plan de inversión de la Comisión Europea para relanzar el crecimiento en Europa, conocido como el 'plan Juncker' en honor a su presidente, está de gira para captar el apetito inversor y los bolsillos más allá de las fronteras de la Unión Europea. Y el primer apoyo que ha conseguido es nada menos que de China.
El vicepresidente de la Comisión Europea, y responsable del plan, Jyrki Katainen, viajó hasta el gigante asiático donde está ultimando la contribución china a la iniciativa, para conseguir así el objetivo final de movilizar al menos 315.000 millones en proyectos de inversión. Aunque la Comisión no ha desvelado de momento el volumen del espaldarazo chino, por estar aun en proceso de negociación, fuentes comunitarias explicaron a elEconomista que la cifra que se manejaba inicialmente estaría cercana a los 5.000 millones, aunque Katainen estaría dando el empujón final en Pekín para intentar aumentarla y acercarla así más hacia los 10.000 millones.
Katainen, que se reunió ayer con el primer ministro chino, Li Keqiang, se desplazó hasta el país con los comisarios Gunter Oettinger y Violeta Bulc, responsables de Agenda Digital y Transportes respectivamente. Como parte del encuentro económico y comercial que mantuvieron ambas potencias, la EU y China también firmaron un acuerdo para el desarrollo del 5G, por el que se comprometen a mantener la reciprocidad y la apertura en el acceso a los fondos de investigación y el acceso al mercado de la que será la próxima red de comunicaciones móviles, así como para facilitar los vínculos entre desarrolladores chinos y europeos.
Hacia un nuevo modelo
El anuncio de la contribución china llega justo cuando la segunda economía del planeta está sufriendo una desaceleración en pleno cambio de modelo económico, pasando precisamente de inversión pública y exportación a consumo privado, y que está pilotando el propio Keqiang.
Además, China ha decidido lanzar un guiño a la UE mientras termina de armar su propio banco de inversión para la región asiática, el Banco Asiático de Inversión en Infraestructura (AIIB, por sus siglas en inglés), y para el que ha logrado seducir a un importante número de socios europeos, entre ellos Alemania, Reino Unido o España. EEUU no se ha sumado por considerarlo un rival para el tablero de juego que fijó tras la Segunda Guerra Mundial con el FMI y el Banco Mundial, aunque en los últimos días ha rebajado sus suspicacias al observar el compromiso chino de mantener los estándares internacionales en los proyectos que lleve a cabo el AIIB.
Según explican fuentes del Banco Europeo de Inversiones, bajo cuyo paraguas se gestiona el plan Juncker, la contribución china no aumentará el capital inicial del fondo de 21.000 millones de euros, aportado por las instituciones europeas.
En su lugar, formará parte de la coinversión público y privada que, junto con el apalancamiento de este capital inicial, se espera que multiplique el volumen hasta alcanzar la cifra de los 315.000 millones de euros. Dentro de la UE, nueve países han anunciado participaciones bajo el mismo esquema al fondo, aunque con claras diferencias entre los seis millones de libras (unos 8.500 millones de euros) del Reino Unido, los 1.500 millones de euros de España o los 100 millones de Bulgaria.
Colaboración extracomunitaria
Katainen, que también visitará las petromonarquías del Golfo, quiso desde el principio abrir las puertas de par en par a las contribuciones extranjeras al fondo, y hasta en un primer momento se consideró que los inversores extranjeros se pudieran sentar en el consejo de dirección. Sin embargo, esta posibilidad se cayó durante la preparación normativa del fondo y se prefirió una colaboración más light con los potenciales socios extranjeros.
Según explicaron algunas fuentes comunitarias, se temía abrir de par en par la puerta a las agendas y decisiones foráneas en materia de las prioridades de inversión europea.
El fondo, que pretende paliar la caída de la inversión en la UE, superior al 15 por ciento comparado con los niveles previos a la crisis, busca respaldar proyectos en campos como la energía, el transporte, las redes digitales o el apoyo a las pymes.
Aunque algunas iniciativas ya han sido financiadas por el nuevo plan, su estructura está en fase de completarse en los próximos días con el nombramiento de un director general y su equipo para el comité inversor, que tomará las decisiones específicas de inversión.
Aunque la colaboración del BEI con China cuenta con varios años de antigüedad, el banco de inversión ha creado un grupo de trabajo para analizar qué oportunidades existen para la cofinanciación y la participación del capital chino, así como para reforzar el intercambio de buenas prácticas entre ambos lados, explicaron fuentes de la institución.