El presidente chino Xi Jinping puso pie a última hora de este jueves en Washington, donde mantuvo una cena de trabajo con su homólogo estadounidense, Barack Obama. El mandatario chino culminó la primera parte de su gira estadounidense con importantes acuerdos con compañías como Boeing y Cisco, y tras haber mantenido encuentros con la flor y nata de Silicon Valley durante su visita a Seattle, donde Xi tuvo la oportunidad de verse las caras con Mark Zuckerberg, fundador de Facebook, o Jeff Bezos, fundador de Amazon.
"Estamos trabajando para crear un nuevo sistema económico abierto, impulsar la reforma de la gestión de la inversión extranjera y reducir en gran medida las restricciones a la inversión", dijo Xi durante la reunión con empresarios, donde también estuvieron presentes el capitán de Apple Tim Cook y el Oráculo de Omaha, Warren Buffett, antes de poner rumbo a la capital estadounidense. En sus palabras, el mandatario chino puso de manifiesto que tanto "GM como Ford pueden aumentar su inversión en China".
Cooperación cibernética
Como parte de la visita, Boeing Co anunció sus planes para construir un centro de acabado de sus aeronave en China, el primero fuera de EEUU. Al este de Seattle, en el campus de Microsoft en Redmond, el principal regulador de Internet de China dijo a los principales representantes del sector tecnológico de EEUU que ambos países deben trabajar juntos en temas de seguridad cibernética, incluida la delincuencia y el espionaje, poniendo de manifiesto una de las preocupaciones más importantes para EEUU. "Estamos en el mismo barco", dijo Lu Wei, en la octava reunión anual del Foro de la Industria de Internet entre Estados Unidos y China. "La única opción es cooperar", dijo.
Ahora, todas las miradas se centran en el acercamiento, o distanciamiento, según como se mire, entre los líderes de la primera y segunda mayor economía del mundo. Xi llegó a la Casa Blanca en medio de un evidente debilitamiento de la actividad en China que ha puesto en jaque a los mercados. Una incertidumbre que también azota a la renta variable del país, cuyos vaivenes obligaron al Pekín a intervenir con medidas por valor de más de 500.000 millones de dólares y a devaluar su divisa, un hecho que generó el pánico en Wall Street.
Obama "tratará de dar un paso atrás, revisar el contexto estratégico, poner de manifiesto las diferencias pero también revisar las oportunidades de cooperación entre ambos países", explicó Ben Rhodes, consejero de seguridad nacional del presidente estadounidense. De momento, el ministro de Comercio chino, Gao Huchteng, aseguró en un editorial publicado en el USA Today que espera que el volumen comercial entre ambas economías se duplique hasta 2020.
Varios funcionarios estadounidenses han asegurado que el presidente de EEUU aprovechará su encuentro con Xi para manifestar su profunda indignación por los ataques cibernéticos que han emanado desde el gigante asiático, además de poner sobre la mesa su preocupación por las medidas de Pekín por intentar recuperar las islas en el Mar del Sur de China.