Economía

Wolfsburgo, la ciudad de Volkswagen, teme acabar como el 'Detroit europeo'

  • Más de la mitad de sus ciudadanos son empleados de Volkswagen
Sede de Volkswagen en Wolfsburgo. Reuters

El escándalo del fraude en las emisiones de Volkswagen tiene trascendencia global. Pero en ningún sitio se puede notar más que en Wolfsburgo, la pequeña ciudad alemana donde tiene su sede la multinacional. Pero más allá de la sede, el pasado, presente y futuro de la localidad están en manos de la compañía: si el escándalo se magnifica, podría acabar siendo el 'Detroit de Europa'.

Es el miedo de Wolfsburgo, de la que se puede decir que es el máximo ejemplo de ciudad asociada a una empresa: Volkswagen tiene allí 72.000 trabajadores para un total de población de 150.000 personas. Es decir, más de la mitad de los habitantes depende directamente de la automovilística.

En esta ciudad, situada en la región de Baja Sajonia (que tiene el 20% del capital, además) entre Berlín y Hannover, Volkswagen es omnipresente: financia la universidad, gestiona el mayor museo y es propietaria del equipo de fútbol local, el VfL Wolsburgo, cuyo estadio no se llama por casualidad Volkswagen Arena.

Una imagen ilustra esta dependencia. "Si visualizaras el tráfico de entrada y salida de la ciudad, parecería el pulso, siendo el corazón la planta de Volkswagen", señala el taxista Karsten Raabe, a la agencia Bloomberg. "Sin Volkswagen, la ciudad y la región entera moriría. Nos convertiríamos en el Detroit europeo", añade en referencia a la Ciudad del Motor de EEUU, que se declaró en bancarrota en 2013.

La ciudad fue fundada por Adolf Hitler en 1938 precisamente con el objetivo de crear un automóvil accesible para todo el mundo. El proyecto fue encargado a Ferdinand Porsche (fundador de la marca de lujo del mismo nombre, empresa que ahora es el primer accionista de Volkswagen) y el lugar elegido la pequeña localidad de Fallersleben, ahora un barrio del propio Wolfsburgo.

La localidad se ha beneficiado enormemente del éxito de Volkswagen, líder en ventas de automóviles global y que ha conseguido duplicar sus ventas en dos décadas hasta alcanzar los 202.000 millones de euros anuales. Wolfsburgo disfruta de un 4,9% de paro, una cifra muy baja incluso para los estándares alemanes.

Imagen de las Torres de Coches, en la Ciudad del Automóvil. Bloomberg

Las salchichas y el parque temático

Incluso la principal atracción turística es un tributo a la marca: la Ciudad del Automóvil, un parque temático de 25 hectáreas a mayor gloria de la empresa, con coches clásicos, obras de arte y todo tipo de atracciones para los fans de la marca. Terminado en 2000, el templo de Volkswagen costó unos 400 millones de euros.

Los tentáculos de Volkswagen llegan hasta los rincones más insólitos. La compañía vende cerca de 8 millones de salchichas en toda Alemania cada año. Originalmente pensadas para alimentar a sus empleados, hoy se venden a lo largo del país, con su propio kétchup, e incluso en algunos concesionarios las regalan al adquirir un vehículo.

Dada la profunda dependencia, es normal el clima de estupor que se respira en calles y bares. El periódico local no dudaba en calificar de 'Lunes Negro' a la jornada de anteayer, en la que se destapó el escándalo de las mentiras sobre las emisiones de sus coches diesel, un engaño que afecta, de momento, a más de 11 millones de unidades en todo el mundo, incluidos modelos tan míticos como el Golf.

EEUU ha amenazado con multas de hasta 18.000 millones de dólares, y la compañía ya ha provisionado 6.500 millones de euros, además de lanzar un profit warning. El principal miedo es el impacto que podría tener en el empleo directo y la onda expansiva que alcanzaría a una economía totalmente dependiente de la salud de la empresa.

La compañía ha sufrido un auténtico terremoto bursátil. Entre el lunes y el martes se dejó prácticamente un 40% de su valor, alrededor de 30.000 millones de euros, aunque hoy rebota con bastante fuerza. La prensa alemana especula con la salida del consejero delegado, Martin Winterkorn, quien se ha disculpado públicamente en dos ocasiones. Otros ejecutivos, como el jefe de la división de EEUU, han sido muy gráficos: "La hemos cagado".

"Lo que pase en Volkswagen afecta a nuestra ciudad de una manera especial", reconocía el alcalde Klaus Mohr en un comunicado, cuya oficina está en la calle Ferdinand Porsche, como no podía ser de otra manera. "Por el interés de la ciudad, espero que la necesaria limpieza se haga de forma rápida y exhaustiva". De momento, el escándalo se ha focalizado en EEUU, pero queda por ver las reacciones a nivel global. Los reguladores tanto europeos como de países individuales (Francia, Italia) han anunciado investigaciones, así como en Corea del Sur.

"Todo el mundo conoce a alguien que trabaje en Volkswagen", resume Ivonne Schuckert-Thiele, kiosquera, a Bloomberg. Mientras, los propios empleados no quieren decir nada, y responden educadamente: "Yo trabajo en Volkswagen".

Aunque Wolfsburgo es el núcleo, otras muchas localidades mundiales con plantas de Volkswagen temen el impacto del escándalo. Una de las más icónicas es la de Puebla, en México, donde el gobernador ha reconocido que afectará a la economía y ha pedido reunirse con los ejecutivos alemanes, tal y como informa Economiahoy.mx

Edición especial del famoso Escarabajo en la Ciudad del Automóvil. Reuters

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