
China sigue siendo protagonista de la economía mundial. La desaceleración de su economía y el hundimiento de sus bolsas ha provocado multitud de análisis y pronósticos sobre qué sucederá en el gigante asiático y el resto del mundo. Según la Caixa Research, "la desaceleración de China no es la antesala de una recesión y mucho menos global". El FMI ha mantenido las previsiones de crecimiento para el gigante asiático.
Así de tajante se muestran los economistas de la institución financiera catalana. Argumentan que "seguimos confiando en que las autoridades chinas conseguirán su propósito de manera compatible con un aterrizaje suave de la actividad económica. Resultan exageradas las críticas por la aparente incapacidad de atajar el crash bursátil, entre otras cosas, porque sus efectos nocivos son modestos (dado el limitado papel de la bolsa en la economía china)".
Además, los expertos de La Caixa dejan claro que se está minusvalorando "el compromiso con las reformas para ampliar el papel de las fuerzas libres del mercado, incluyendo la determinación del tipo de cambio, que permite avanzar en la internacionalización del yuan y en la progresiva apertura de la cuenta de capitales del país".
Los retos de China
Aunque desde la entidad financiera catalana confían en que las autoridades del gigante asiático podrán frenar la desaceleración económica, también reconocen que Pekín tiene que encarar varios problemas de calado: "La economía china presenta áreas oscuras, como el elevado apalancamiento en segmentos del sector empresarial y de los Gobiernos locales, o la salud de los balances bancarios, que hacen pensar que el tono de debilidad (y desconfianza) puede prolongarse".
"El banco central chino (PBOC) recortó los tipos oficiales en agosto y es muy probable que vuelva a hacerlo, además de practicar devaluaciones adicionales de manera controlada. Esto tendrá un impacto bajista sobre la inflación en EEUU y la Eurozona, modesto pero suficiente para que la Fed y el BCE lo tomen en consideración". Puede que las instituciones monetarias de los países desarrollados se vena obligados a extender en tiempo o cantidad sus políticas monetarias expansivas, ya que una de las misiones principales de estas autoridades (y la única del BCE) es lograr un objetivo de inflación y su estabilidad, objetivo que en Europa aún está muy lejos.