
El Fondo Monetario Internacional ha publicado los detalles sobre la revisión anual que la institución realiza sobre la economía china. En una semana marcada por la devaluación del yuan, los funcionarios del Fondo consideraron que la divisa se ha "apreciado substancialmente" y no está "devaluada" aunque, eso sí, la posición externa del gigante asiático sigue siendo moderadamente más fuerte que sus fundamentales, lo que implica la necesidad de más reformas para reducir este exceso.
Según el Fondo, China es la economía más grande del mundo, según su poder de paridad de compra, lo que supone "un testamento en el éxito de sus reformas y desarrollos en materias de políticas económicas". Sin embargo, ser más grande no supone ser más rico, los ingresos per cápita suponen sólo el 24 por ciento del nivel registrado por Estados Unidos en 2014, una cifra que cae hasta el 14 por ciento si la medimos en dólares. Es por ello que los funcionarios ponen el futuro del país en manos de "más reformas" cuya implementación será normalmente difícil.
De hecho, aunque el FMI considera que el crecimiento del 6,8 por ciento para este año y del 6,3 por ciento para el que viene refleja una ralentización adecuada, "la falta de progreso en contener vulnerabilidades y avanzar en las reformas estructurales supone un gran riesgo para el país a medio plazo". Los técnicos de la institución aseguran que sin las medidas apropiadas, China se enfrentaría a medio plazo a una "corrección desordenada". En este sentido, el Fondo presiona a Pekin para que imponga nuevas reformas que inciten el crecimento. Desde la crisis de 2008, el gobierno chino ha dependido de una fórmula "insostenible" de crédito e inversión para seguir adelante con su expansión económica, lo que ha resultado en un mayor apalancamiento tanto de la deuda pública como empresarial, poniendo más presión sobre el sistema financiero.
"Lograr un crecimiento más seguro y sostenible requiere revertir esta tendencia", aclaró el equipó encargado de tomar el pulso a la economía china. Tomar medidas al respecto reducirá la demanda y generará un debilitamiento en el crecimiento, como hemos visto hasta ahora. De ahí que Pekin tenga que tener sumo cuidado a la hora de gestionar este suave aterrizaje, ya que ir demasiado lento en materia reformista incrementará los escollos en el camino, pudiendo provocar un "ajuste desordenado".
Más reformas
Desde el FMI recomiendan a China meter en vereda sus presupuestos tras la aprobación de su nueva Ley Presupuestaria de 2014. En este sentido habla de controlar las cuentas de los gobiernos locales y mejorar la transparencia. Al mismo tiempo, el Fondo pide a Pekin que intente mantener su déficit sin cambios en el 10 por ciento del PIB. Al respecto incide que el gobierno chino debe evitar ajustes bruscos en sus cuentas como consecuencia de su nueva ley de presupuestos. El ajuste fiscal debe ser gradual y debería comenzar a partir de 2016, a un ritmo aproximado del 0,5 por ciento del PIB.
Los funcionarios del Fondo pide un mayor control a la hora de reducir el crédito con respecto al PIB, algo que debe conseguirse mediante una reducción gradual de la inversión y el flujo de crédito. El Fondo estima que un nivel adecuado sería reducir el crecimiento del crédito privado hasta un 8 por ciento del PIB en 2020.
Por otro lado, el FMI también indica que es necesario una corrección en el mercado inmobiliario para reducir la nueva oferta en el mercado y dar tiempo para deshacerse de los inventarios. En lo que se refiere a medidas para fomentar el crecimiento, las recetas de la institución incluyen la liberalización de los tipos de interés en un sistema financiero basado dictado por el mercado.
Sin más reformas, China crecerá un 5 por ciento en 2020
Según indicaba el Fondo en uno de los documentos publicados ayer, la implementación del programa de reformas de las autoridades chinas es fundamental para impulsar el crecimiento potencial. Sin reformas, las vulnerabilidades seguirían acumulándose.
Por el lado de la oferta, podríamos ver una gran caída de la productividad que acabaría generando un dinámica laboral negativa. Por el lado de la demanda, la dinámica del crédito y la inversión sería insostenible debido a la combinación en el aumento de los tipos de interés dado el elevado endeudamiento de los gobiernos locales y el sector empresarial.
Si este escenario se materializase, el crecimiento de China caería gradualmente hasta acercarse al 5 por ciento en 2020, con unos ratios de deuda disparado. Este contexto asume que Pekin no implementa más medidas pero trata de estabilizar el crecimiento en torno al 7 por ciento, como ha ocurrido hasta ahora.
"Esta estrategia fallaría eventualmente, ya que el crecimiento se desaceleraría a medida que la productividad se estanca" advirtieron desde Washington. Es por ello que los funcionarios del Fondo incidieron en que Pekín debería seguir adelante con las recetas recomendadas por la institución, que se traducirán "en un crecimiento mayor y más eficiente". En concreto, el contener vulnerabilidades e implementar las reformas del Tercer Pleno mejoraría la asignación de recursos y facilitaría la transición hacia un crecimiento más sostenible.