Economía

Avances en el maratón negociador del acuerdo para el tercer rescate de Grecia

  • Europa baraja otro crédito puente si no se llega a un pacto

Grecia debe afrontar el pago de casi 3.500 millones de euros al Banco Central Europeo (BCE) el día 20 y el preacuerdo entre Atenas y sus acreedores internacionales establece que este desembolso pueda realizarse ya con dinero contante y sonante del tercer paquete de rescate, que puede llegar hasta 86.000 millones.

Para conseguirlo, las negociaciones han sido muy intensas durante el fin de semana, con el objetivo de tener un acuerdo adoptado el día 14. Las tres instituciones que debaten el texto de un memorando de entendimiento con las autoridades griegas, la Comisión Europea, el BCE y el Mecanismo Europeo de Estabilidad Financiera (MEEF), consideran que se "ha hecho y se sigue haciendo mucho progreso", según se supo la noche del sábado.

De acuerdo con sus expectativas, el consenso sobre las condiciones concretas del acuerdo podría llegar a inicios de esta semana, preferiblemente el martes. De este modo, el jueves podría recibir el visto bueno del parlamento griego y el viernes se celebraría una reunión presencial o telefónica de los ministros de Economía y Finanzas de los estados miembros.

En el caso de que no se llegase a muñir el acuerdo, las instituciones europeas se verían en la necesidad de otorgar un nuevo crédito puente para Grecia, de modo que el país pueda hacer frente a sus compromisos de pago inmediatos, estimados en unos 5.000 millones, en los que se incluyen los 3.500 millones adeudados al BCE. El primer préstamo puente, otorgado en el mes de julio, ascendió a 7.160 millones de euros.

Dudas sobre el calendario

La posibilidad de que no haya acuerdo es más real de lo que les gustaría a todos los negociadores, según informa Europa Press, a pesar de los mensajes positivos que escapan de las negociaciones. El propio presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker ha considerado "posible" alcanzar un entendimiento entre todas las partes "antes del 20 de agosto".

Sin embargo, los funcionarios alemanes no ven tan claro que se cumplan los plazos: "No es realizable", aseguraba tajantemente la semana pasada el periódico Bild citando una fuente gubernamental anónima. Estas declaraciones sentaron mal al equipo de Juncker; tanto que los portavoces oficiales del Ejecutivo comunitario puntualizan que como parte integrante en la troika presente en Grecia, "la Comisión es la mejor posicionada para conocer los avances sobre el terreno."

Entre las cuestiones por resolver sigue pendiente que el Gobierno heleno concrete los ajustes que se le reclaman como parte de las medidas acordadas en la cumbre del euro del 12 y 13 de julio. "Aún no hemos visto la lista detallada (de esas reformas)", indican a Europa Press fuentes de la negociación.

Otra vez el MEEF

Si finalmente fuera necesario otro crédito puente, se volvería a utilizar el MEEF, un fondo que permite un desembolso del dinero mucho más rápido que a través del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE)

La luz verde para este crédito llegaría después de que los países de la zona euro concedieran una vez más a los que no comparten la moneda única una serie de garantías a través de los beneficios de la deuda griega adquirida por el BCE y el propio presupuesto comunitario para que en caso de impago por parte de Grecia no perdieran dinero.

El crédito sería un pequeño parche que conseguiría salvar los muebles, siempre y cuando el acuerdo se produzca dentro del mes de agosto, tal y como sigue deseando el ejecutivo comunitario y Grecia.

FMI: compromisos concretos

El Fondo Monetario Internacional (FMI) ya ha anunciado que sólo desembolsará un nuevo tramo del rescate a Grecia una vez que se asuman "compromisos concretos" de reestructuración de deuda y que las autoridades griegas apliquen reformas estructurales "integrales".

De esta manera, el FMI esperaría hasta el otoño antes de conceder dinero contante y sonante a Atenas y el primer tramo de la factura recaería en solitario en los contribuyentes europeos. Una posibilidad que es técnicamente compatible con la puesta en marcha del rescate, ya que el FMI permanecería a bordo de la troika, pero que envía algunas señales políticas no siempre apaciguadoras. Existe temor de que esto complique el aval nacional de aquellos halcones de la zona euro que ven al FMI como garante de disciplina en la puesta en marcha de reformas.

El propio Alexis Tsipras ha reconocido que el acuerdo será "espinoso". El líder de Syriza ha conseguido, al menos por el momento, aplacar las disensiones internas con la celebración a partir de septiembre de un congreso extraordinario en su partido y la posibilidad de la celebración de elecciones anticipadas después de la firma del memorándum de entendimiento. Una de las grandes dudas estriba en si la troika presente en Atenas, obligará al Gobierno de Tsipras a nuevas ratificaciones parlamentarias tras las sesiones legislativas express que tuvieron lugar los días 15 y 17 de agosto. Los acreedores internacionales podrían forzar a una vuelta de tuerca en algunos asuntos especialmente sensibles para el Gobierno de Syriza como el régimen fiscal especial de los agricultores o algunos flecos de las prejubilaciones.

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