
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, y la administradora de la Agencia de Protección Ambiental (EPA), Gina McCarthy, presentan el lunes su Plan de Energía Limpia, un paso histórico de la mayor economía del mundo en la lucha contra el cambio climático. Un plan que los republicanos en el Congreso así como muchas multinacionales intentarán frenar en los tribunales pero que establece por primera vez normas nacionales para limitar la contaminación de carbono de las centrales energéticas.
El Plan de Energía Limpia de la EPA establece los estándares de contaminación de carbono de las plantas de energía. De esta forma, los gobierno estatales desarrollarán e implementarán sus planes para garantizar que las plantas de energía en sus estados cumplen con los nuevos estándares, ya sea individualmente, en conjunto, o en combinación con otras medidas de eficiencia energética.
Las distintas hojas de ruta deben estar listas en septiembre de 2016 pero los estados que necesiten más tiempo pueden solicitar extensiones de hasta dos años para la presentación del plan final. El período de cumplimiento entra en vigor a partir de 2022.
El plan impulsará nuevas inversiones significativas en tecnologías limpias y la creación de decenas de miles de puestos de trabajo. Bajo el plan de energía limpia, en 2030, las energías renovables representarán el 28 por ciento de la capacidad del país. Gracias a estas mejoras, el plan de energía limpia salvará al estadounidense medio hasta 85 dólares en su factura energética en 2030 o un total de 155.000 millones de dólares entre 2020 y 2030. La reducción de la energía suficiente para alimentar a 30 millones de hogares.
En conjunto estas medidas ponen a EEUU en el camino correcto para alcanzar el objetivo a corto plazo de reducir las emisiones alrededor de un 17 por ciento por debajo de los niveles de 2005 para el año 2020. Además se sienta la base para reducir las emisiones hasta el 28 por ciento por debajo de los niveles de 2005 para el año 2025.