
El Banco Central Europeo (BCE) es una institución de normas, repite su presidente, Mario Draghi, siempre que puede. Sin embargo, existe una gran diferencia cuando se pone en el papel de poli bueno o de poli malo.
El domingo tuvo el rol negativo, al amenazar con retirar toda la liquidez a la banca griega, pero ayer le tocó el papel de banquero central bondadoso. Se mostró atento a las demandas de Grecia y con voluntad de colaborar: "Hemos escuchado a Grecia y hemos dado a sus bancos toda la liquidez que han demandado". En total, elevó la liquidez de emergencia (el ELA) en 900 millones de euros, hasta 89.900 millones, después de que mantuviese el grifo cerrado durante 20 días.
¿Levantará el corralito?
Los expertos consultados por este periódico aseguran que el Banco de Grecia demandó más dinero, de hecho, durante la mañana se filtró una cifra: 1.500 millones; pero Draghi quería mostrarse como un buen poli y remarcó que concedió todo el dinero que pidieron. Las entidades griegas tendrán que pasar una semana con esta liquidez, algo que parece insuficiente para levantar el corralito si se compara con los datos de junio. En ese mes, el BCE tuvo que aumentar en 2.500 millones de euros el ELA cada semana para contrarrestar la salida de depósitos, casi tres veces más que estos 900 millones.
El apoyo de Draghi a Grecia fue más allá y llegó hasta el punto de oponerse a Alemania y situarse del lado del FMI en el delicado asunto de la deuda. Super Mario advirtió que es "necesario aliviar su pasivo", aunque no habló abiertamente de quita. Draghi también se mostró confiado en que el país pueda responder a sus vencimientos de deuda más urgentes: los 2.000 millones que adeuda al FMI (después de impagar esta semana otros 450 millones), y los casi 3.500 millones que tiene que devolver al BCE el próximo lunes. "Según mis informaciones, Grecia pagará", aseveró Draghi.
Las 'grietas' del euro
Los problemas que está atravesando Grecia son, en realidad, los del proyecto de la moneda común. "El euro no es perfecto, tiene muchos fallos", reconoció el presidente de la entidad, por lo que explicó que es necesario dar pasos decisivos hacia la integración. Super Mario centró sus demandas en dos aspectos: culminar la unión bancaria con un Fondo Único de Resolución (FUR) y avanzar hacia la unión de los mercados de capitales. "Lo que Draghi dice es que, si la eurozona quiere llegar algún día a la unión fiscal y económica, será necesario tener unos mercados de capitales integrados", explica Francisco Vidal, analista de Intermoney.
Por si quedaba alguna duda de que Draghi tiene su mano tendida a Grecia, explicó que está preparado para empezar a comprar deuda del país dentro de su programa de adquisiciones de bonos públicos: el QE. La pelota está en el tejado de Atenas, ya que la entidad tiene dos normas que impiden que compre en el país día de hoy.
En primer lugar, que el BCE es ya un acreedor mayoritario: no puede comprar más del 33% del pasivo de un emisor, problema que se solucionará el próximo lunes, cuando Grecia devuelva a la entidad los casi 3.500 millones que le vencen. Y, en segundo, que no acepta activos con un rating de bono basura a no ser que apruebe una excepción (waiver). Para que la entidad pueda introducirla es necesario que el país esté dentro de un programa de rescate y que el BCE se asegure de que está adoptando las medidas acordadas. Cuando Grecia cumpla estos requisitos, la entidad empezará a comprar su deuda.