
El pueblo heleno tiene que resolver su 'duda existencial' y los analistas esbozan las posibles consecuencias del referéndum, desde el tercer acuerdo hasta las posibilidades del 'Grexit'.
Una papeleta, dos respuestas y cientos de interrogantes. El referéndum de Grecia del domingo no resolverá la crisis europea, pero sí clarificará el posible desenlace para este drama. Los expertos son unánimes: el referéndum no traerá el final de la crisis, pero pondrá el escenario en el que se desarrollará el acto final.
¿Alguien sabe qué se vota?
La primera cuestión es saber qué se vota el domingo. La pregunta es clara, pero eso sí, muy técnica: ¿acepta usted, griego de a pie, el memorando del 25 de junio de las instituciones antes conocidas como troika? Las instituciones europeas y griegas han llevado al debate a otro nivel. Desde Bruselas han planteado la consulta como un Sí o No de Grecia al euro. Las declaraciones del presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, no dejan lugar a dudas: "Sea cual sea la pregunta, si vence el No, se interpretará que Grecia quiere distanciarse de Europa y del euro". Por su parte, desde Atenas se ha entendido el debate como la decisión de su pueblo de plegarse o no a las exigencias de los acreedores. En palabras del primer ministro, Alexis Tsipras, "lo que está en juego es si vamos a aceptar una solución salida de un chantaje". ¿A qué pregunta responderá la sociedad griega? Por si fuera poco, tiene que afrontar a esta duda existencial en una situación de corralito bancario.
Del 'Sí' al tercer rescate
A medida que pasan los días y se acerca el domnigo, el Sí parece imponerse en las encuestas. Este resultado abriría el camino hacia un acuerdo con los acreedores y pondría los cimientos para construir el tercer rescate. "Es el escenario más probable", explica José Fernández-Albertos, investigador del CSIC, "lo que nos conduciría a un tercer rescate, aunque podría haber un acuerdo puente para dotar de liquidez al país antes de firmar el acuerdo definitivo". Es el escenario base que plantea la mayor parte de los expertos consultados por este periódico, lo que supondría encaminar al país hacia la solución de sus problemas financieros, aunque abriría la puerta a una crisis política.
Tsipras ha insinuado que convocará elecciones si gana el Sí, lo que pospondría las negociaciones y es eso precisamente, tiempo, lo que no tiene Grecia. Los graves problemas de liquidez de los bancos y la cuenta atrás para devolver 3.300 millones al BCE aprietan la soga contra el cuello. "El escenario se complicaría si Syriza gana esas elecciones y es el encargado de gestionar un acuerdo en el que no ha creído", explica Fernández-Albertos. Pero hay otras dos opciones, formar un Gobierno de concentración o tecnócrata que tomase el control del país de forma temporal.
En caso de victoria del Sí, el peor desenlace sería que las autoridades no fuesen capaces de alcanzar un acuerdo. Es un escenario al que los expertos no le dan muchas posibilidades, pero que hay que tener presente. "Muchos países europeos tendrán que ratificar el nuevo proceso de negociación en sus respectivos parlamentos y el tercer rescate no está tan claro que se vaya a aprobar de forma inmediata", indica Diego Triviño, analista de Intermoney. Sin embargo, los riesgos financieros de una salida de Grecia son tan inciertos que es probable que Europa no esté dispuesta a asumirlos.
Del 'No' al accidente del 'Grexit'
A partir del No las cosas se complican. Tsipras tendría el respaldo de su pueblo para sentirse fuerte en las negociaciones, pero sería necesario un acuerdo y eso es cosa de las dos partes -una de ellas, la troika, dividida en tres organismos con una multitud de miembros-. Los expertos tienen previsiones muy diferentes del desenlace que puede provocar este escenario, si bien hay casi unanimidad que lo más favorable para las dos partes sería volver a sentarse a negociar. "Creo que es difícil que Europa se ponga de acuerdo en negarse a renegociar con Syriza después de la victoria del No", indica Fernández-Albertos, "en ese caso, sería posible que los acreedores hicieran una concesión estética a Syriza para que pudiese vender en Atenas que ha conseguido alguna victoria". "La troika ya tiene el pacto hecho para que Tsipras acepte el rescate con una quita significativa", explica Javier Santacruz, economista e investigador.
Otros expertos desconfían de que sea posible alcanzar un acuerdo si el pueblo griego dice No el domingo. "El Eurogrupo está muy cabreado con Syriza", explica Toni Roldán, Analista para Europa de Eurasia Group, "Bruselas ya no está dispuesta a negociar con Tsipras". "El problema de Syriza es que ha colmado la paciencia de los interlocutores", indica Juan Ignacio Crespo, economista e investigador. "Es descabellado esperar que los acreedores fueran a mostrarse más generosos e interpretarían el voto como el principio del Grexit", alerta Javier Flores, analista de Asinver.
Atenas tampoco puede permitirse prolongar mucho las negociaciones, ya que los bancos del país están ya casi sin liquidez y, además, tiene la fecha límite del 20 de julio para pagar al BCE. "La posición de fuerza que tenía Grecia ha desaparecido porque el sistema financiero se terminará de secar en días o semanas", advierte Víctor Alvargonzález, director de Inversiones de Tressis, lo que obligará a "una capitulación o al Grexit".
Grecia no es el Lehman europeo
En las últimas semanas se ha especulado sobre la posibilidad de que Europa se enfrente a un colapso financiero como el provocado por Lehman Brothers en EEUU en 2008 si se produce el Grexit. Los expertos consultados por elEconomista son unánimes y rechazan este escenario por muchos motivos. En primer lugar, porque la eurozona "se ha dotado de unas instituciones y una arquitectura que sirve para proteger al euro", explica Roldán. Además, "el BCE tiene mucha munición con el programa de compra de bonos (el QE) y con la autorización para utilizar el programa de compra de bonos soberanos con vencimiento hasta dos años, el OMT, que aprobó en septiembre de 2012 y que todavía no ha empleado", indica Miguel Ángel Bernal, coordinador del Departamento de Investigación del IEB. "El BCE tiene una munición de entre 1 y 2 billones de euros, aunque podría tener más", explica Crespo. La eurozona ha aprovechado estos años de rescate a Grecia para limpiar de deuda helena al sector privado y cargarla sobre los hombros de los contribuyentes, lo que limita las posibilidades de una crisis sistémica. Por último, la crisis de Lehman Brothers fue algo mucho más grave que la mera quiebra del banco, fue una crisis financiera mundial.
Europa puede sobrevivir a la tormenta financiera del Grexit, pero será un estigma para la moneda única: "El euro ya no será el euro y esto tendrá un impacto a medio y largo plazo", advierte Manuel Hidalgo, economista y profesor de la Universidad de Sevilla. "Han pasado cinco años y Europa no ha mostrado solidaridad ni coherencia interna, el proyecto ya ha sufrido un debilitamiento", indica Santiago Carbó, director de Estudios Financieros de Funcas.