
La directora gerente del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde, cuya fortuna estimada asciende hasta los cuatro millones de dólares, ha reconocido que se "casi se atragantó con un yogur" cuando el pasado 6 de mayo conoció como el gestor mejor pagado de un fondo de cobertura se embolsó 1.300 millones de dólares en 2014.
"Un sólo hombre ganando 1.300 millones de dólares", afirmó sorprendida la mandamás del Fondo durante una comparecencia en Bruselas, como parte de la Grandes Conferences Catholiques. La ex ministra de finanzas gala se mostró escéptica al poner de manifiesto como los 25 gestores de hedge funds mejor pagados el año pasado se embolsaron un total de 12.000 millones de dólares incluso "cuando la industria sufrió un comportamiento bastante mediocre con sus inversiones".
En este sentido, la directora de la institución hizo alusión a una broma bastante común entre los empleados de Wall Street donde un hombre admira a un grupo de yates, propiedad de distintos banqueros y gestores de fondos. Éste pregunta ingenuo "¿dónde están los clientes?". "Claro está que los clientes no pueden permitirse esta clase de lujos pese a seguir al dedillo los consejos de sus banqueros y gestores", aclaró Lagarde.
La directora del FMI utilizó esta colorida apertura en su discurso para centrarse en un problema que atañe a la economía de todo el planeta: la brecha social y la desigualdad. "La desigualdad se ha convertido en un problema para el crecimiento económico y el desarrollo", reconoció la ex política francesa. Dicho esto, Lagarde quiso hacer las paces con los millonarios y multimillonarios al aclarar que "no es inmoral celebrar el éxito financiero".
Aún así, en muchos países, el crecimiento económico ha fallado a la hora de proveer a los "barcos pequeños", véanse las clases medias y menos adineradas, del impulso del que disfrutan los poderosos yates, que disfrutan de vientos a favor. "Muchos convencidos de que el sistema está amañado de alguna manera", admitió la directora del FMI . "No es de extrañar que los políticos, líderes empresariales, economistas de primer nivel y los banqueros centrales hablen ya de una desigualdad excesiva de la riqueza y los ingresos", dijo la alta funcionaria del FMI. Lagarde dijo a los allí presentes que "reducir la desigualdad excesiva no es sólo moral y políticamente correcta sino que también es bueno para la economía".